Del CoNEP a 'Et cetera.'

El viernes 23 de mayo salió publicado un artículo de I.Roberto Eisenmann Jr. en el que deplora la crisis y desaparición del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CoNEP). En efecto, esta institución nació en 1964, tras los acontecimientos que conmovieron a la nación en enero, sacudiendo sus más profundas fibras patrióticas. Ese año de crisis, la empresa privada se propuso llevar al país hacia adelante como un todo; las medidas no podrían tomarse aisladamente sin superar los intereses en pugna entre los empresarios. Habría, además, que tomar en cuenta el compromiso suscrito por el gobierno del presidente Chiari, al igual que la mayoría de los gobiernos de América Latina: era la época de la "Alianza para el Progreso" propuesta por el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

Si la Alianza sucumbió sin mayor éxito, no viene al caso. El hecho es que en esos momentos la empresa privada panameña estaba imbuida de un alto sentido ético constructivo y patriótico. La APEDE, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura, el Sindicato de Industriales, y otras organizaciones gremiales crearon un organismo superior que debía reunir y coordinar los esfuerzos de la iniciativa privada a nivel nacional. Así, el 17 de junio de 1964 nació el CoNEP, al que se unió un gran número de asociaciones representativas de los más diversos campos de la economía nacional. La nueva entidad trabajaría con el Gobierno y no en contra, por lo que el director de Planificación de la Presidencia de la República fue invitado como miembro ex oficio.

El CoNEP careció siempre de un sistema de divulgación adecuado para lograr que sus acciones fueran mejor comprendidas tanto por la opinión pública como por sus propios integrantes. No obstante, desde su fundación, este organismo sentó las pautas para una empresa privada progresista. Y transformado el país en predio de una dictadura militar, correspondió a los líderes del CoNEP organizar seminarios y conferencias que arrojaron luces acerca de la realidad que vivíamos. Conjuntamente con la APEDE, el CoNEP convocó a los más eminentes catedráticos y negociadores a discutir la cuestión canalera, varios años antes de la firma del tratado Torrijos-Carter.

Muy joven en aquel entonces, Bobby Eisenmann estaba entre los dirigentes que trataron de transformar la orientación de la empresa privada panameña. Creador de más de 10 corporaciones dentro del concepto de empresa participativa en las que el éxito es común para todos los que trabajan, demuestra con el ejemplo sus ideas progresistas. Diez años después, el incorruptible empresario fue uno de los líderes que fomentaron la discusión de los tratados, a fin de que no negociáramos el Canal sin comprender la magnitud de lo que teníamos por delante. Su honestidad y defensa de la democracia fueron "premiados" con el exilio, amenazas de muerte y detenciones.

Los largos períodos de exilio no sirvieron para derrotarlo. Antes bien, Eisenmann retorna, primero dispuesto a dotar a su país de un diario libre. en una nación donde la libertad de expresión había sido amordazada. Nace así La Prensa que pronto llega a ser la voz del país en contra de la dictadura militar. El idealista empresario fue "honrado" nuevamente con el exilio, y La Prensa con la destrucción de sus instalaciones en feroces atentados que no consiguen otra cosa que fortalecerla; lejos de desaparecer, el diario libre de Panamá gana el apoyo de miles de ciudadanos. Tampoco el reiterado castigo del exilio silencia a Eisenmann. En el prólogo del primer volumen de Granos de arena, escribe Guillermo Sánchez Borbón, en 1995: ".el hombre que, lleno de ingenuas ilusiones, concibió La Prensa, al final de estos escritos se ha convertido en un ser realista, lleno de sentido común, con una clara visión de su patria y del mundo y del tiempo que nos ha tocado vivir".

Hay un tiempo para sembrar y otro para recoger lo sembrado, dice el Eclesiastés. Del artículo del viernes se desprende que los ideales de Bobby Eisenmann no desaparecen, porque se sustentan en firmes principios éticos y valores que perduran frente a todas las contingencias. El quisiera ver surgir nuevamente un Consejo Nacional de la Empresa Privada donde a la cabeza pudiera sentarse otro mandatario de la República de la categoría humana y moral de don Nino Chiari. Esto es necesario, pero muy difícil. El tiempo ha cambiado, las modalidades empresariales de nuestra República no son las mismas. Y hay algo que empeora la situación: en el Panamá de hoy todo parece estar revuelto, afectado por antivalores y corrupción. El país está enfermo, pero de su propia naturaleza saldrán los anticuerpos para su regeneración.

También los dirigentes, los líderes de entonces, han cambiado o han sido sucedidos por una nueva generación. En el caso de Bobby Eisenmann, para beneplácito de quienes compartimos sus ideales y principios, la evolución ha sido extraordinaria, sin dejar de tener una constante. El activo empresario se transforma en periodista y logra restaurar en su país la libertad de expresión. Como consecuencia directa de su acción, tenemos hoy un periodismo valiente, agresivo y capaz. La constante es el producto de varios factores: optimismo, perseverancia, fe inquebrantable y patriotismo.

De la pluma de este empresario-periodista brotan varios volúmenes que recogen los momentos vividos en el último cuarto del siglo pasado, a la vez que reflejan la evolución espiritual de su autor. El tiempo en que se ubican los escritos de Eisenmann, solo puede ser medido en términos de intensidad. Por esta razón, pese a su negativa inicial, sus colaboradores más cercanos decidieron presentar su libro: Et cetera., recientemente publicado y que continúa la trayectoria descrita de los anteriores: Granos de arena, La Prensa de Panamá: historia de un diario sin dueño (co-autoría con Herasto Reyes) y Un ciudadano.

La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero Reyes fue sede de esta presentación el miércoles 8 de mayo. Una presentación oportuna para hacer un reconocimiento al hombre que persiste en arar su país para sembrar semillas de democracia. Un día crecerán y sus frutos serán el poder que emana de los ciudadanos para exigir gobiernos decentes y capaces, empresas honestas y progresistas, y educación que brinde igualdad de oportunidades a todos los hijos e hijas de esta tierra. El Dr. Miguel Antonio Bernal expuso la obra escrita de I. Roberto Eisenmann, enfocando el idealismo, la evolución y la capacidad del autor de construir sobre ideas. En una nación donde escasean verdaderos dirigentes, es estimulante poder contar con un idealista de la categoría de Bobby Eisenmann: honesto, profundamente identificado con los valores de la democracia, lo que sin lugar a dudas dio un rumbo diferente a la vida de este país.

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