SOCIEDAD

Colón, ciudad de tolerancia religiosa

La mayoría de las noticias que se originan en la ciudad de Colón no son agradables, sin embargo, en una cuadra de la avenida Meléndez se observa un hecho que sirve como ejemplo para el mundo. Separados por solo “10 metros o 30 pies” hay, uno frente al otro, dos templos religiosos que representan una rivalidad que data desde hace siglos. Se trata de una antigua iglesia católica y un templo islámico, este construido mucho después.

Es cierto que no conozco toda la historia del segundo, pero nadie me ha señalado o referido algún tipo de hostigamiento o manifestación de intolerancia religiosa entre los feligreses de uno u otro templo. Para mí, esto representa un símbolo de tolerancia religiosa y de paz.

Durante décadas, los colonenses hemos sufrido diversas formas de intolerancia y, tal como lo señala Isidro H. Cisneros en su libro Formas Modernas de la Intolerancia, experimentamos desde discriminación hasta el genocidio. En Colón se ha perseguido a las minorías y excluido a los grupos vulnerables.

En el aspecto religioso, tras muchas décadas de absoluto dominio católico, Colón estuvo a punto de ser el centro de una crisis religiosa-cultural, en 2012, cuando el alcalde, siguiendo la orientación de un grupo cristiano, decidió prohibir la tradición de diablos y congos durante el Carnaval, porque “la actividad ofendía a Dios”. Ese año, los pocos que se atrevieron a vestir disfraces de “diablos” fueron arrestados. Y, en lugar de permitir el desarrollo de esa tradición folclórica, las autoridades colocaron altoparlantes en casi todas las cuadras de la avenida Central, para que los habitantes escuchasen los sermones que serían emitidos desde ahí.

Aunque el siguiente año no se prohibió la manifestación folclórica, las autoridades repitieron la difusión de los sermones y de las alabanzas en toda la ciudad. Por lo ocurrido en 2012 no hubo protestas ni violencia por parte de la población. Pero, una vez más, la libertad de pensar y expresar fue herida. Se dejó la marca de la intolerancia religiosa y cultural que pretendía imponer el grupo que controlaba el poder político. Por suerte, la tradición de los diablos y congos sobrevivió y, hoy día, ha ganado auge y fama.

Solo la educación nos permitirá tolerar al prójimo, respetar a los que practican cualquier religión o a los que no siguen ninguna; a los que tienen concepciones ideológicas o políticas diferentes, y a los que diferimos en materia de sexualidad o de cultura.

Además, solo mediante la educación aprenderemos a ser ciudadanos que respetan la naturaleza, la ecología y el medioambiente en el que vivimos.

Por ahora, me place resaltar que en la avenida Meléndez, entre las calles cuatro y cinco, hay dos templos que representan un ejemplo de tolerancia religiosa y de paz para el mundo.

El autor es médico.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Panamá frustra envío de mercancía de contrabando que salió de la Zona Libre hacia Colombia. Leer más
  • Tribunal Superior revoca sentencia: absuelve a exministra y condena a exfuncionarios del Miviot. Leer más
  • Pago PASE-U 2025: Ifarhu anuncia calendario para próximas entregas. Leer más
  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más