RECOGEMOS LO QUE SEMBRAMOS.

Cosechando maíz

Hace unos días, en nuestra gira de visita a los diferentes clubes en compañía de nuestra familia, fuimos invitados a cosechar maíz. Siendo una actividad propia del campo, acudimos a compartir la experiencia con nuestras hijas y al estarlo haciendo, agobiados por el calor y el arduo trabajo que representaba para nosotros, nos pusimos a reflexionar para encontrarle otro sentido a lo que hacíamos con tanto esfuerzo y por diversión; esto fue lo que pensamos:

1- Sembraron maíz y cosechamos maíz; en la vida recogemos lo que sembramos. Si damos amor, cariño, lealtad, respeto, amistad, a la vuelta recibiremos lo mismo y nada más. Si sembramos intrigas, odios, bajezas, traiciones, soberbia y egoísmos recibiremos lo mismo y probablemente un poco más, pues las malas costumbres tienden a crecer al igual que la hierba mala, solas y sin control.

2- Existe un momento adecuado para cosechar, ni antes ni después: para ser cosechado el maíz, se debe esperar a que la barba del mismo se haya empezado a secar y tome el color chocolate.

Igual ocurre en todo, existe un momento adecuado y una temporada en la vida para realizar las cosas. Si apresuramos o atrasamos lo que debemos hacer obtendremos resultados que no son los que soñamos o esperamos obtener. Si no nos preparamos correctamente en el tiempo adecuado, o si solamente nos quedamos haciendo preparativos y planificando y no actuamos llevando a cabo nuestros planes, nunca obtendremos el fruto anhelado.

3- Muchas veces cosechamos lo que no sembramos: fuimos invitados a recoger el maíz que no sembramos. A veces, en la vida se nos presentan oportunidades de recibir honores y premios por el trabajo que otros hicieron, recordemos agradecerles a nuestros predecesores el trabajo efectuado, por el cual nosotros por coincidencia recibimos los reconocimientos, y en su momento también reconozcamos el esfuerzo por otros realizados.

4- El trabajo en equipo hace más fácil y rápida su realización: al comenzar a cosechar el maíz, éramos unos pocos, la extensión del campo, bastante grande y el calor, abundante. Estábamos agobiados por la temperatura y parecía que no íbamos a terminar nunca, meditábamos que cómo era posible que estuviéramos haciendo algo por diversión con tanto sufrimiento. Poco a poco fueron llegando otros amigos con el mismo propósito y fuimos avanzando más rápidamente en nuestra labor; de pronto…, habíamos terminado.

Al compartir la risa y esfuerzo con otros, la dimensión del trabajo cambia y se convierte en un momento de convivencia y esparcimiento en el que nos divertimos y abrimos espacio para la amistad.

5- Existen muchas maneras de hacer las cosas, pero siempre existe una mejor manera de realizarla: luego de tener las mazorcas enteras juntas, procedimos a quitarles las hojas que la envuelven, con la finalidad de ocupar menos espacio en la canasta y llevarnos lo importante, que era la mazorca en sí. No sabíamos cómo quitarle las hojas y resultaba muy lento hacerlo solo con las puras manos, se fueron utilizando machetes para cortarles la parte inicial con pérdida de parte del producto, cuchillos con poco filo que no cortaban correctamente las hojas, etc… hasta que alguien con un pequeño y filoso cuchillo empezó a realizarle una pequeña abertura en la punta final, por fuera de la mazorca, con lo cual se hacía sumamente fácil poder quitar las hojas sin echar a perder la mazorca.

A veces tenemos que quitarle a las cosas la envoltura que las disfrazan y ocultan los tesoros, para poder ver y obtener lo que realmente tiene valor. Para hacerlo, pueden existir diferentes maneras, más difíciles y con pérdidas parciales o más fáciles y adecuadas para realizarlo con rapidez obteniendo todo lo que podíamos encontrar en él. Podemos experimentar y mediante ensayo y error llegar a la mejor manera de realizar nuestra labor, podemos leer y aprender, pero también podemos preguntar a las personas adecuadas y con buena experiencia para evitarnos las pérdidas innecesarias y el tiempo de aprendizaje que podríamos ahorrar.

6- El mismo campo, la misma siembra, el mismo tiempo, los mismos sembradores, pero diferente cosecha: resulta que en algún sector del cultivo las mazorcas eran pequeñas y poco desarrolladas con respecto a otras. Conversando nos enteramos que en la pasada cosecha que fue la primera del grupo, todos las mazorcas habían sido grandes y hermosas, y la diferencia encontrada este año se basaba en que los encargados de abonar el terreno, tal vez por la falta de ese entusiasmo que tenemos al hacer las cosas por primera vez, en esta ocasión se les había olvidado abonar un sector y en otro lo habían hecho incorrectamente.

Igualmente, nos pasa a veces que queremos repetir una y otra vez lo que hacemos y perdemos el entusiasmo en lo que hacemos y cómo lo hacemos, entrando en la rutina, olvidando cosas y motivos importantes que a la postre resultan en la obtención de resultados defectuosos o de baja calidad. A veces queremos ser los mismos sin dar oportunidad a otros que pueden retomar con entusiasmo nuestra labor. Debemos procurar que la labor que hacemos pueda ser repetida y mejorada, manteniendo el mismo entusiasmo y permitiendo que todas las personas participen oportunamente realizando los trabajos en forma adecuada.

7- Transformando el producto y compartiendo los frutos: luego de tener la cosecha, algunas mazorcas se transformaron en buñuelos, bollos, tamales, otras se utilizaron en sopa y otras se regalaron a otros amigos. Igualmente así ocurre muchas veces, obtenido el premio este nos debe servir para compartirlo entre todos, para transformarlo en cosas mejores o diferentes. Nuestros éxitos también los debemos compartir con nuestras familias y amigos, aunque ellos, en la particular ocasión, no hayan participado de ellos, pero estamos seguros que de alguna manera muchas veces con su sola presencia o respaldo a nuestras actividades nos dieron el estímulo necesario para realizar nuestras metas.

8- Liderando el cambio y la cosecha: resulta que la siembra del campo no hubiese sido posible si a una de nuestras primas y amigas no se le hubiese ocurrido juntar a un grupo, conseguir el terreno, seleccionar las semillas, plantarlas y luego juntarnos para cosechar el maíz.

Finalmente, así ocurren las cosas, alguien debe tener la brillante idea, conseguir los elementos necesarios para llevarlo a cabo, encontrar a las personas adecuadas para hacerlo y encontrar el momento de hacerlo y realizarlo. Si esto es así, cualquier meta, actividad o sueño que tengamos en la vida se convertirá en una hermosa realidad, y si lo compartimos con nuestras familias y amigos lo podremos disfrutar doblemente y atesorarlo en nuestros recuerdos que eternamente nos acompañarán y nos permitirán decir que hemos vivido con una visión de amistad.

Esta experiencia vivida nos permite comprender aún más la dimensión y esfuerzo que realizan nuestros trabajadores del campo, para ellos nuestro especial reconocimiento por lo que realizan diariamente y con tanto esfuerzo. A veces, en medio de muchas contrariedades climáticas, de salud, de educación y de oportunidad de comercialización de su producto.

Protejamos nuestro futuro conservando a nuestra gente y sus campos.


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