CARACAS, Venezuela.- Al menos once muertos y un centenar de heridos de bala dejó ayer una violenta protesta contra el gobierno de Hugo Chávez en los alrededores del Palacio Presidencial, donde se enfrentaron miles de manifestantes oficialistas y de oposición.
Las víctimas mortales, entre ellas un agente de la guardia presidencial, cayeron supuestamente a manos de francotiradores apostados en los edificios adyacentes al Palacio de Miraflores, que también fue blanco de disparos.
Integrantes de la Guardia Nacional y de la Policía Metropolitana tomaron el centro de Caracas y evitaron el choque entre la multitudinaria marcha opositora convocada por la alianza patronal y sindical que se declaró en huelga indefinida y exige la salida de Chávez del poder, y el grupo de chavistas apostados en las puertas del palacio.
Los gases lacrimógenos lanzados por la policía, que incluso afectaron a varios ministros reunidos en Miraflores, impidieron que el río humano convocado por la alianza de patronos y trabajadores llegara hasta la sede gubernamental, con vistas a evitar un seguro derramamiento de sangre.
Marisabel Rodríguez, esposa de Chávez, abandonó anoche vía aérea Caracas con algunos de sus hijos, hacia la ciudad de Barquisimeto, a 350 kilómetros de Caracas.
Chávez calificó de provocación descarada e inhumana de las cúpulas sindical y patronal el conducir la multitudinaria marcha que encabezaron hasta la sede del Gobierno, a sabiendas de que había otra gran masa de defensores de la revolución.
Así que no puede llegar esa manifestación (al palacio presidencial). Por eso he ordenado a la fuerza pública que haga un colchón de seguridad, un espacio entre la gente para evitar un derramamiento de sangre, dijo.
El Gobierno ordenó la interrupción de cinco señales privadas de televisión.
Mientras los disturbios aumentaban de tono, el comandante del Ejército, general Efraín Vásquez, se declaró ayer en contra del gobierno por el atropello que ha sufrido la sociedad civil y pidió a los militares que se mantuvieran acuartelados.
Vásquez, rodeado de un grupo de militares de alta graduación, advirtió que no es un golpe de estado ni una insubordinación, sino una expresión de solidaridad con todo el pueblo.
En Panamá, el expresidente de la Asamblea Laurentino Cortizo lamentó que el pueblo se pelee con el mismo pueblo.
Al cierre de esta edición, un general aseguró que el gobierno de Chávez había abandonado sus funciones y que la Fuerza Armada controlaba el país. Sin embargo, el ministro de la Presidencia, Rafael Vargas, afirmó que Chávez sigue al frente del Gobierno.
