La Asamblea General de las Naciones Unidas en pleno aprobó la Resolución 49/214 el 23 de diciembre de 1994. El 9 de agosto de cada año sería el “Día Internacional de las Poblaciones Indígenas”, tras una larga carrera y de obstáculos en la consecución de tal distinción mundial.
La fecha hace referencia a la primera reunión que realizó el grupo de trabajo sobre los Pueblos Indígenas de la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos en 1982. En Panamá, los pueblos indígenas están integrados por siete grupos (ngäbe, kuna, buglé, emberá, wounaan, naso y bri bri). Nuestro país ha dado muestras significativas de avance en materia de la territorialidad de los aborígenes con la creación de comarcas desde 1938 (la de Kuna Yala) hasta 2000 (la de Wargandí), la aprobación de una ley por la cual se aplica la justicia indígena en sus territorios, así como la creación de la unidad u oficina de acceso de la justicia ordinaria dentro de la Corte Suprema de Justicia, la implementación de la educación bilingüe intercultural, sobre todo en territorios kunas para que los niños puedan aprender en su propia lengua en los primeros grados; sin embargo, aún quedan en el tintero aspectos a considerar para la continuidad del procesos de desarrollo humano de sus poblaciones con la finalidad de cumplir o alcanzar las metas del milenio en materia de derechos indígenas, entre los cuales están:
1. La falta de políticas sociales y culturales. En la mayoría de los casos las instituciones no tienen definidas las políticas sociales para los pueblos indígenas, por lo tanto, no conocen las prioridades o diferencias de cada pueblo.
2. La poca inversión social. Como no se tiene clara la política social, trae como consecuencia poca inversión en el sector de salud (falta de medicamentos, infraestructura, falta de camillas y equipos técnicos en mal estado), de educación (escuelas por remodelar, falta de docentes, limitados recursos económicos y programas descontextualizados).
3. Poca participación en la vida social. Desde inicios de la vida republicana la población indígena fue marginada. A pesar de poseer algunas instancias democráticas, la sociedad debe dar más espacios para los indígenas en temas de interés nacional, pues existen profesionales de diversas disciplinas dispuestos a opinar o aportar.
La creación de las comarcas indígenas solo fue un paso dentro de un proceso de desarrollo integral valorando su lengua, su economía, su filosofía, su cosmovisión, su educación, su gobierno, su medicina y su autodeterminación para seguir con la planificación de políticas indígenas con carácter social y cultural, que permitirían el desarrollo humano con bases sólidas y su inserción y participación activa dentro de una sociedad multiétnica de Panamá.
