Luis Enrique León Herrera
A un año de la celebración de nuestros primeros cien años de vida republicana, es pertinente repensar lo que ha significado para nuestra existencia y desarrollo como nación y pueblo fechas que han marcado hitos históricos en el devenir histórico patrio.
A no dudarlo, el 9 de Enero de 1964 es uno de esos hitos históricos que reviste trascendental importancia, ya que marca la culminación de la etapa revisionista de nuestras relaciones con Estados Unidos para abrir, no con pocas dificultades, el camino de la negociación abierta en pos de la consecución de un nuevo tratado que eliminara las causas fundamentales del conflicto entre ambos gobiernos: la permanencia y ocupación de la franja canalera por la nación del norte.
En aquella fecha, un grupo de estudiantes, pertenecientes al Instituto Nacional se dirigen a la Zona del Canal a izar la enseña patria, específicamente en la escuela Superior de Balboa, tal cual estipulaba el acuerdo de 1963, mismo que había sido irrespetado por la población zoneíta. En esas condiciones, los estudiantes panameños exigen el enarbolamiento del pabellón tricolor, pero son duramente reprimidos por los estudiantes, padres de familia y policía zoneíta. Este hecho provocó el descontento popular que se expresó en los confrontamientos con la policía y el ejército estadounidense durante los días 9, 10 y 11 de enero con el saldo trágico de 21 panameños muertos y 400 heridos.
Como en historia nada surge por combustión espontánea, sino que los sucesos tienen sus antecedentes que en un determinado momento hacen eclosión, así el 9 de Enero encuentra sus prolegómenos en gestas como el rechazo del tratado Alfaro-Kellog de 1926, la oposición al Convenio Filós-Hines de 1947, la Operación Soberanía de 1958 y Siembra de Banderas de 1959. Estos hechos muestran claramente que para enero del 64 ya existía una conciencia nacional, de la cual eran portadores los estudiantes, obreros y capas medias, que sabían que el enclave canalero representaba una puñalada clavada en el centro de nuestra existencia como pueblo.
Pero, más allá de narrar y describir lo ocurrido en enero del 64, urge tomar conciencia de lo que representó en la historia de Panamá esta gesta. Gallardía, coraje, conciencia nacional y, sobre todo, encumbramiento de la juventud como principal estandarte de la lucha generacional por la recuperación de nuestro territorio, marcan algunas de las características más representativas del hecho en cuestión.
Hoy, a dos años de haber asumido pleno control territorial del Canal y sus áreas adyacentes y a uno de la celebración del magno evento del Centenario de la República, es preciso revalorizar y rescatar del olvido la gesta del 64, como uno de los íconos que marcan nuestro orgullo nacional en los cien años de existencia republicana que estamos próximos a cumplir.
