Conocida como gorra del lactante o gorra de cuna cuando se presenta en bebés, la dermatitis seborreica es una inflamación de las capas más superficiales de la piel, que suele ocurrir en la cabeza, en la cara y en algunas otras partes del cuerpo.
El cuero cabelludo se escama, se produce enrojecimiento y picazón. No ocurre pérdida de cabello, pero en los casos más graves aparecen pústulas amarillentas o rojizas en la línea del pelo, detrás de las orejas, sobre las cejas, en el canal auditivo, en el puente de la nariz y alrededor de esta, y en el pecho.
En los bebés también suelen aparecen costras en el área del pañal.
Si bien los niños muy pequeños son los más propensos a padecerla, la dermatitis seborreica afecta igualmente a adolescentes, adultos y ancianos. Es una afección hereditaria, aunque no es contagiosa. Se agrava cuando la persona vive en climas fríos y por factores emocionales. También son más propensas a padecerla quienes tengan el cuero cabelludo grasoso, por lo que no son aconsejables los productos cosméticos que contengan grasa o que contribuyan a obstruir los poros. Para quienes sufren de dermatitis seborreica de manera crónica, tampoco se recomienda productos con un fuerte contenido de alcohol, ya que este irrita la piel.
En los adultos, el tratamiento consiste en aplicar un champú para la caspa hasta controlar la escamación, un proceso que suele durar varios meses y que debe repetirse si la dermatitis se presenta otra vez. Si el problema es en la cara, se recomiendan el uso de lociones con corticosteroides que no sean muy potentes y utilizarlas con precaución.
En los niños, es necesario lavar la erupción con champú todos los días hasta que las costras desaparezcan.
Sin embargo, antes de iniciar un tratamiento, es siempre aconsejable acudir al dermatólogo, ya que este determinará la gravedad de las lesiones y la tolerancia de cada persona a los medicamentos.
(Información obtenida del Manual Merck de Información médica para el hogar y de sitios de internet especializados en dermatología)
