Nadie puede presumir de tener capacidad para tomar decisiones atinadas sobre múltiples problemáticas sin consultar previamente con los expertos correspondientes. La asesoría, además, no debe solo provenir de inmediatos allegados sino de técnicos en cada campo de acción, sin importar afiliación partidista. Es fácil meter las patas cuando no se respetan estos sabios consejos. El Ministerio de Salud ha estado titubeando y fallando durante sus primeros ocho meses de gobierno. Espero que corrijan el rumbo para bien de la población y de mi tranquilidad como crítico bien intencionado e independiente. La jerarca del ramo en la administración anterior, Rosario Turner, fue siempre receptiva. Ella sabía a quién preguntar y escuchar, antes de ejecutar relevantes directrices. La cúpula actual parece trabajar de manera impulsiva e improvisada. Varios ejemplos.
Hace unos días, la FDA canceló temporalmente la aplicación de la vacuna de rotavirus (Rotarix) en Estados Unidos. La EMEA (FDA europea) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron continuar su uso. La presencia de fragmentos genéticos de un virus porcino (circovirus) en este producto comercial motivó la alerta. No obstante, para sosiego público, conviene resaltar la potencial inocuidad del hallazgo. Este virus no causa infección en humanos. Solo segmentos inertes (no el microbio mismo) fueron identificados.
Entre 5%–20% de las personas saludables tienen anticuerpos contra este virus, presumiblemente debido a la ingesta de carne de cerdo. Se cree que la enzima utilizada en la preparación del biológico (tripsina porcina) es la portadora de estos residuos genéticos. El comité de expertos locales en inmunización (Conapi) aconsejó seguir los lineamientos de la OMS, similar a lo seguido por otras naciones de América Latina. En un arranque alocado, el Minsa decidió suspenderla y, de paso, crear pánico innecesario.
Desde que se implementó la vacunación rutinaria en Panamá, ha habido un descenso substancial en hospitalización y severidad de la diarrea aguda en niños, idéntico a lo reportado por numerosos estudios. En Estados Unidos, pocos infantes mueren por diarrea mientras que aquí, particularmente en áreas rurales e indígenas, el rotavirus es un asesino despiadado. La nota de prensa, además, contenía información falsa, ya que mencionaba que el lote “contaminado” no había llegado a suelo patrio. Muchos lotes repartidos en el mundo deben estar afectados. Lo importante, empero, es enfatizar que más de 60 millones de dosis han sido ya administradas y no se han emitido informes de toxicidad o adversidad. El Minsa debe revertir su lamentable error.
La intromisión ministerial en el Instituto Gorgas (Icges) ha sido otra notoria equivocación. En primer lugar, se formuló un proyecto para crear un centro de estudios moleculares totalmente desvinculado del Icges. Lo correcto hubiera sido reforzar la rama biotecnológica del instituto y no duplicar actividades científicas sofisticadas y costosas. Más recientemente, se está presionando para abrir el concurso de la dirección, pero dando oportunidad solamente a los que participaron anteriormente en un certamen manipulado y viciado que fue denunciado a la CSJ y que, por deceso de uno de los que obtuvo mayor puntaje, se ha quedado sin la terna original. Desde la época en que ocurrió esta anormalidad (2004), un sinnúmero de avances positivos ha ocurrido en el Icges, bajo el magistral liderazgo del Dr. Jorge Motta. La dirección, por tanto, necesita la competencia de múltiples aspirantes de renombre y trayectoria académica, no solo procedentes de los partidos de la alianza. No hacerlo sería un flagrante retroceso.
Cuando se planeaba la construcción de nuevos hospitales, se dijo que la Universidad de Panamá asumiría su administración. Por diversas razones, muchos médicos nos opusimos a esa iniciativa. Posteriormente, solo el hospital de la 24 de Diciembre pasaría a manos del organismo universitario. Ahora resulta que se trata únicamente de un convenio académico.
En lo personal, me agrada la última opción, pero la continua indecisión denota falta de una visión adecuada del asunto. Igualmente, antes de edificar nosocomios debemos tener claro que estos deben ser de segundo nivel y contar con suficiente personal y equipo para que puedan manejar los pacientes en dichas áreas sin congestionar los hospitales terciarios. La referencia de enfermos del interior a la capital por falta de recursos, escasez de pago para turnos o incumplimiento laboral de sus trabajadores es una actividad constante desde hace décadas. Es más, robustecer el modelo de atención primaria, con médicos de cabecera según cuota numérica y área de procedencia, es todavía una asignatura pendiente y prioritaria.
Dos otros yerros. Primero, el protagonismo otorgado a una politizada Comenenal, coordinación que no tiene la vocería oficial y mayoritaria de la comunidad médica en general. Las afiliaciones partidistas y sindicalistas propician que sus miembros se opongan a cualquier reforma que afecte el statu quo, independientemente de los beneficios que pueda recibir el usuario del sistema. Segundo, el vergonzoso silencio en materia de salud sexual y reproductiva. Mientras las estadísticas de sida, sífilis, embarazo en adolescentes, abuso sexual y aborto clandestino azotan a la población más humilde, ningún plan de educación sexual en escuelas, información y acceso a anticonceptivos o campañas sistemáticas de prevención ha emanado de la entidad rectora.
Las consecuencias futuras serán abismales. Tendremos un país económicamente fuerte, pero socialmente enfermo. Un desarrollo asimétrico. Quedan más de cuatro años para enderezar la nave sanitaria. Y para no decepcionarme del cambio.
