NUEVA YORK, EU. El pintor colombiano Fernando Botero ha hecho de la mujer uno de sus temas favoritos, representándola con sus características formas orondas en un buen número de obras, que han sido recopiladas en el libro Las mujeres de Botero.
Publicado por Rizzoli International Publications y con prólogo del escritor mexicano Carlos Fuentes, el libro fue presentado la noche del martes por el artista y la editora italiana Paola Gribaudo en un concurrido evento en la librería Rizzoli de Manhattan.
La publicación, de 225 páginas y con un precio de 80 dólares, reúne 180 pinturas y bocetos de mujeres realizados por Botero a lo largo de su vida artística y con su distintivo estilo volumétrico.
La idea del libro, que partió de Gribaudo, era presentar la mayor parte de las obras de Botero en las que el foco central es la mujer, un tema que, según el pintor, ha sido el favorito de los artistas desde la antigüedad.
Pero si bien los griegos representaban a la mujer ideal siguiendo una serie de cánones de belleza basados en la proporción y la perfección de las formas, Botero rompe los esquemas y pinta a sus mujeres con una exagerada redondez.
La voluptuosidad y el carácter a veces tragicómico de sus mujeres, se alejan mucho de la imagen idealizada de belleza femenina que venden las portadas de la revista Vogue , pues, según el artista, en el arte la belleza no es la belleza de la realidad.
La belleza en el arte no tiene nada que ver con la belleza en la vida, es decir, que las cosas que son bellas en el arte pueden ser feas en la realidad, dijo Botero a EFE.
Si se piensa en el arte negro o precolombino, agrega el pintor, se puede apreciar que las figuras son deformes, pero, sin embargo, llenas de una belleza sublime y extraordinaria.
En cambio, pintar una modelo de proporciones perfectas resultaría superficial o toda una barbaridad, de acuerdo con el artista, quien insiste, a lo largo de la conversación, que no pinta mujeres gordas, sino el concepto de la exageración del volumen.
Como indica Carlos Fuentes en el prólogo de la obra, las mujeres de Botero no son gordas, solo ocupan un gran espacio. Ellas no tienen dientes dulces. Ellas no están rellenas con pastelillos. Ellas están hambrientas de espacio.
Botero ha representado a la mujer en casi todos sus roles, desde mitos como Eva y Venus hasta en el papel de reina, monja, madre, hija y prostituta, ya que, a su juicio, el pintor no solo trata de expresar un estilo, sino de crear un mundo que está lleno de mujeres en todas sus facetas.
La obra del pintor es crear un mundo que va más allá del color y la forma, asegura el artista, que dice no pintar modelos sino a las mujeres que han salido de su imaginación y del mundo que ha conocido desde adolescente, el mundo latinoamericano.

