La presencia del mosquito aedes aegypti, vector del dengue y la fiebre amarilla, en áreas urbanas de Panamá plantea una amenaza permanente para la población, y particularmente para el turismo que está incrementándose en el país.
Así lo advirtió el investigador Blas Armien, director del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES).
Hasta 1985, cuando reapareció el mosquito, las autoridades de Salud tenían bajo control el aedes aegypti.
Tras la reaparición del vector en Panamá, los virus dengue llegan en el año 2003 a su primera década de circulación, afectando a más de 20 mil panameños.
Según Armien, durante este período, el Gorgas ha confirmado los casos por laboratorio y la presencia de los cuatro serotipos del virus dengue en el país.
En 1995 se detectó la reintroducción del serotipo 3 (DEN 3), que había estado ausente de las Américas por 16 años.
Siete años después, este serotipo 3 ha sido el agente causal de las epidemias de dengue hemorrágico que se han presentado en algunos países de Centroamérica, Cuba y Brasil en el año 2002.
Desde 1995 se han registrado 20 casos de dengue hemorrágico, de los cuales solo ha muerto una persona. Esto da una letalidad del 5%.
De acuerdo con los investigadores, en la medida que la tríada (hombre/mosquito/virus) coincidan, aumenta el riesgo de muertes por dengue hemorrágico.
Según Armien, la presencia del mosquito en la región metropolitana, en San Miguelito y Arraiján plantea una amenaza permanente para el resurgimiento de la fiebre amarilla, que asoló a la población hace un siglo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), países como Brasil, Ecuador, Guyana Francesa, Perú, Venezuela, Bolivia y Colombia están infectados con fiebre amarilla.
La fiebre amarilla, cuyo vector principal es el aedes aegypti, fue uno de los factores que llevó al fracaso el intento francés de construir el Canal de Panamá.
Ocasionalmente, el humano adquiere fiebre amarilla en la jungla y después se muda a la aldea o zona urbana en donde puede ser picado por mosquitos domésticos, en especial el aedes aegypti, el cual también es un transportador del virus.
Ese fenómeno puede disparar la fiebre amarilla urbana, con efectos potencialmente devastadores entre la población.
Las autoridades de Salud han hecho constantes llamamientos a la población para evitar los criaderos del mosquito, y mantener la higiene en las casas y sus alrededores para evitar una epidemia.
