Tardé en comprender el fenómeno. Cuando una amiga estadounidense que no habla ni jota de español me dijo que ella y su esposo estaban viendo los juegos de la Copa Mundial de Fútbol por Univisión, yo pensé que se trataba de un caso aislado. Me sorprendió un poco que esta pareja de anglosajones tuviera interés en el fútbol, y me sorprendió aún más que lo mirara en el canal hispano, pero no comprendí que todo ello era parte de un fenómeno más amplio.
Resulta que una nueva pasión por el fútbol se ha apoderado de los estadounidenses en los últimos días y que los verdaderos apasionados del deporte prefieren verlo por Univisión que por ESPN (el canal deportivo que es el único que está difundiendo la Copa Mundial en inglés).
Uno ve por todas partes el fenómeno que los comentaristas tildan de futbolitis o zombis del soccer, refiriéndose al síndrome de pasar la noche en vela viendo los partidos del Mundial. Más difícil es explicar lo que ha causado este fenómeno.
Quizás se deba a que en los últimos 20 años, el fútbol [que en inglés llaman soccer] ha ido suplantado al béisbol como el deporte favorito para niños pequeños en los suburbios de Estados Unidos. A su vez, esto ha creado el término soccer mom para describir aquellas mamás que le sirven de chofer, nana, y hada madrina a las ligas infantiles de fútbol, aunque el significado demográfico es que las soccer moms tienden a ser de clase media-alta y de política liberal. En las últimas elecciones presidenciales, por ejemplo, los analistas políticos daban por hecho que las soccer moms estaban con Al Gore, el candidato demócrata.
Más allá de la política, el hecho es que 20 años de ligas infantiles de fútbol han creado toda una generación de gente joven de ambos sexos que aprecia el deporte. Landon Donovan, estrella del equipo gringo, es uno de los que comenzó a jugar en ligas infantiles cuando tenía cinco años; se calcula que 19 millones de estadounidenses saben jugar fútbol y que lo hacen al menos una vez por año. Aunque las ligas profesionales de fútbol en Estados Unidos están luchando por sobrevivir (el mismo Donovan se fue a jugar con un equipo profesional en Alemania), he visto estadísticas que indican que el fútbol ya está en quinto lugar como el deporte preferido de los estadounidenses, detrás del béisbol, del baloncesto, el fútbol americano y el hockey en hielo.
Claro que el éxito del equipo gringo en el Mundial de este año también es parte de lo que ha causado futbolitis aquí. Comparado con las derrotas humillantes de años anteriores en 1998, por ejemplo, Estados Unidos quedó de último entre los 32 países que calificaron en la Copa, los triunfos estadounidenses de este año parecen cosa de magia. Pese a la derrota del viernes ante Alemania, los estadounidenses se han enloquecido de placer al ver que su equipo llegaba a los cuartos de final.
Lo curioso, sin embargo, es que la televisión estadounidense no ha captado el fenómeno de la nueva pasión por el fútbol, error que explica el porqué los estadounidenses han recurrido a ver los partidos en Univisión. Entre otras ventajas, Univisión repite los partidos a horas más convenientes. Univisión también tiene más comentaristas apasionados y difunde los juegos en vivo. ESPN, en contraste, los transmite con siete segundos de atraso (para agregar gráficas) y tiene unos comentaristas que pondrían a dormir a cualquiera (un inconveniente gravísimo a las 4:00 de la mañana). Según entiendo, muchos americanos que no hablan español ven el partido en Univisión para contagiarse de la emoción del momento; y si acaso ocurre algo que no comprenden, cambian rápidamente a ESPN para escuchar la explicación en inglés.
Dijo Jim Sarni, comentarista del diario Sun Sentinel de Fort Lauderdale, en su columna: Si usted quiere tener la experiencia genuina de la Copa Mundial, sintonice Univisión. No hay que hablar español. La pasión, la excitación y el drama del Mundial hacen pulsar la pantalla. Univisión es el canal con duende. Gol-gol-gol-gol-gol-gol-gol-gol!.
No es de sorprenderse, pues, que Univisión se haya ganado a ESPN en sintonía en la Copa Mundial, y que todo el fenómeno ilustre una vez más la creciente influencia hispana en Estados Unidos. México perdió el partido contra Estados Unidos, pero la nueva pasión gringa por el fútbol sugiere que, a nivel cultural, los hispanos han metido tremendo gol.
La autora es corresponsal de La Prensa
