Pero, a diferencia de las galletas normales esas de paquete estas tienen dos cosas que las diferencian: son sanas, y cuando las compra (por 25 centavos cada una) ayuda a los niños de Casa Esperanza.
Nadie vigila los dispensadores es una cuestión de honor, así que algunas personas solo depositan su contibución; siempre hay otros que se les olvida poner la moneda, pero después de saborear la galleta... lo piensan dos veces.
¿El secreto de su popularidad? El sabor y la historia detrás de ésta, dice Alejandro Botero, director General de Comida Sana Centro América y Caribe, S.A.
La compañía se fundó hace siete años en Medellín, Colombia. Dicha empresa, sin fines de lucro, tuvo éxito en sus operaciones que rompieron con el paradigma de la limosna, actitud facilista y dependiente que trunca el progreso humano. Posteriormente, Comida Sana se extendió a Bogotá, y de allí hacia otras ciudades importantes de Colombia.
Desde hace cuatro años llegamos a Panamá, y Galletas Sanas se ha aliado a Casa Esperanza para juntos ayudar a la niñez panameña, dijo el director general de esta empresa. Mientras, en Casa Esperanza, la directora de Relaciones Públicas, Astrid Salazar, dijo que antes de aprobar la propuesta que les dio Comida Sana, nosotros... confirmamos que en Colombia ellos están aliados a instituciones de beneficencia. Casa Esperanza recibe un aporte de la ventas de las galletas.
Añade: Nosotros le abrimos la puerta a Comida Sana como a todas las demás empresas que desean ayudarnos con sus aportes, dijo Salazar.
Por otro lado, Botero explicó que Comida Sana es una empresa con propósitos diferentes de los demás. Nosotros creamos fuentes de trabajo, empleamos panameños, consumimos suministros nacionales y al igual que otras empresas, también pagamos impuestos, explica. Lo único que pedimos a las empresas panameñas es que colaboren con nosotros, dándonos un espacio dentro de sus establecimientos donde poner nuestros dispensadores de galletas. Así, todos ayudaremos a los niños panameños.

