Botín político lo entendemos como el enriquecimiento al cual creen algunos políticos tener derecho, por el mero hecho de haber invertido, participado y ganado en una campaña electoral.
En muchos países latinoamericanos estas dos palabras, botín político, se han convertido en sinónimo de Gobierno y esta triste realidad ha sumido en el caos a varios de ellos, introduciendo a todo nivel la corrupción y la violencia.
Los pueblos, cansados de ver el enriquecimiento desmedido de sus gobernantes y el acelerado empobrecimiento de los gobernados, se acogen desesperados a la búsqueda de fórmulas o candidatos improvisados que les den soluciones distintas a aquellas que les ofrecen los partidos políticos tradicionales, los cuales, por desgracia, período tras período, se han disputado el botín político de gobernar. Esta situación la hemos visto darse recientemente en países tan ricos como Venezuela, con Chávez; en Perú, con Fujimori; y, últimamente en Argentina, donde se ha destronado a tres presidentes en menos de tres meses.
El remedio resultó ser peor que la enfermedad, pues hoy día estos países se encuentran perdidos en el laberinto de la improvisación; el populismo, sin un concepto claro de cómo ejercer la función de gobierno, y el descontrol en las finanzas públicas.
Ante este panorama cercano y desalentador es necesario hacer un alto, reflexionar y preguntarnos qué queremos para Panamá.
Ojalá nuestro querido Panamá nunca llegue a estos extremos y logremos que surjan desde los partidos políticos organizados, gobernantes con vocación de servirle a su pueblo, y no de servirse de su pueblo.
Ojalá nuestros políticos y gobernantes vean, mediten y analicen estos ejemplos que reflejan el despelote que viven hoy en día nuestros hermanos de Venezuela, Perú y Argentina como resultado de la codicia desmedida por quedarse con el botín político.
Ojalá nuestra juventud que se inicia en la actividad política aprenda de estas malas experiencias sufridas por los países hermanos y deseche el conocido juega vivo que tanto nos daña y que no es otra cosa que el preámbulo de la búsqueda del dinero fácil o ...el botín político.
Ojalá nuestros políticos entiendan que la política debe ser el arte de gobernar con honestidad para servir a los mejores intereses del pueblo que los eligió. Alejarse de este principio básico es traicionar a su pueblo, a su patria, convirtiéndose en simples perseguidores del codiciado botín político.
Ojalá en Panamá las palabras botín político desaparezcan, y la palabra Gobierno se convierta en sinónimo de querer engrandecer a la patria por el amor y respeto que se merecen los gobernados.
El autor es empresario
