BUENAS PRÁCTICAS

Gobierno corporativo y organizaciones civiles: Diana Medina

Recientemente, recibí la consulta de la junta directiva de una organización civil, en la que participo, sobre la posibilidad de implementar las normas del buen gobierno corporativo. La inquietud surgió porque las organizaciones civiles carecen de accionistas y su gobernabilidad se rige por otro tipo de prácticas.

La realidad es que, aunque las normas del gobierno corporativo, se crearon pensando en mejorar la ética y el desempeño de las empresas, se pueden aplicar para garantizar la sostenibilidad de cualquier organización u empresa, no importa su carácter.

Uno de los problemas a los que se enfrentan las asociaciones civiles –me atrevería a decir que en toda América Latina– es su debilidad organizacional, originada (aunque no en todos los casos) por la estrechez de presupuestos. La práctica de ciertas normas del buen gobierno corporativo, ajustadas a su realidad, contribuirá a su fortalecimiento.

Como ocurre en otras empresas, una organización social que quiera establecer las normas del buen gobierno corporativo debe analizar sus estatutos o documentos constitutivos, y evaluar si realmente vale la pena modificarlos. Entrar en una dinámica de cambio de estatutos puede representar una gran inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, lo que en algunos casos no es necesario.

Los asociados en una organización civil, son como los accionistas en el mundo empresarial. Los asociados, al igual que los accionistas, están interesados en el bienestar y el cumplimiento de los propósitos establecidos por la organización. En este sentido la asamblea de asociados hace las veces de la asamblea de accionistas, con plena capacidad de toma de decisiones.

Además, la junta directiva de la organización civil puede poner en práctica normas del gobierno corporativo relacionadas con la estructura de la junta, el manejo de la información, la toma de decisiones, la escogencia de sus miembros y la evaluación de su gestión. En mi opinión, una junta directiva sólida, comprometida con la trasparencia y estructurada de forma tal que permita la supervisión, el control y el equilibrio en la toma de decisiones, es un factor crítico de éxito para cualquier organización.

La creación de comités de la directiva, será de mucho provecho para lograr estos objetivos. Estos comités como instancias de apoyo a la junta podrán manejar temas específicos que contribuirán a mejorar el desempeño organizacional. Un excelente ejemplo es el comité de auditoría, que puede ser de gran apoyo para el análisis de las finanzas, y cumpliría las funciones del auditor interno que, en muchas de estas organizaciones civiles, no existe.

Las herramientas del gobierno corporativo son útiles para cualquier organización comprometida con la ética y la transparencia. Para su aplicación lo único que se requiere es voluntad y, seguramente, mucho sentido común.

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