La población femenina suele ser deficitaria en hierro y calcio porque los consume poco o los gasta mucho.
La mujer los necesita para prevenir y combatir sus "debilidades" más frecuentes: la sanguínea, que le produce un cansancio y falta de energía continua, y la ósea, que favorece la aparición de la osteoporosis si no se la remedia a tiempo.
El calcio, que es el mineral más abundante en nuestro cuerpo, ayuda primero a construir los huesos y mantenerlos fuertes, y después a evitar que pierdan consistencia y se vuelvan frágiles.
El hierro, que constituye el principal elemento de nuestro planeta y que la mujer necesita en mayor medida que el varón, ayuda a evitar las anemias, muy frecuentes por el sangrado menstrual, y a compensar la mayor demanda durante el embarazo y la lactancia.
Para recibir suficiente calcio y hierro con las comidas, hay que incluir en la mesa, al menos una vez a la semana, los alimentos que contienen las mayores dosis de estas sustancias.

