[ACUERDO DE CARTAGENA]

Honduras intenta la reconciliación

Honduras intenta cerrar algunas de las heridas causadas por el golpe de Estado que derrocó el 28 de junio al entonces presidente, Manuel Zelaya, con la firma en Colombia del llamado Acuerdo de Cartagena, llamado oficialmente Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras.

La firma del documento entre el presidente hondureño, Porfirio Lobo Sosa y el ex mandatario Manuel Zelaya en Cartagena de Indias el domingo es, según la mayoría de los analistas, un intento de reconciliación nacional tras la crisis surgida en el país por el derrocamiento del ex mandatario y un intento de poner fin a algunos problemas que enfrentaba el actual mandatario Porfirio Lobo Sosa.

Desde que asumió el poder el 27 de enero de 2010, Lobo Sosa intentó insertar a Honduras en la comunidad internacional y desbloquear el acceso a los recursos de los organismos financieros internacionales, ya que el país fue expulsado y sancionado tras el golpe.

Zelaya fue derrocado el 28 de junio de 2009 por militares que lo arrestaron y lo expulsaron a Costa Rica. El Parlamento designó como presidente interino a Roberto Micheletti, quien gobernó hasta los comicios de noviembre siguiente en que Lobo resultó vencedor. Si bien, antes de cumplir su primer semestre al mando, Lobo Sosa logró que su gobierno fuera reconocido por la Unión Europea, las Naciones Unidas y el Sica, entre otros, continuaba estancada la readmisión de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA), así como el reconocimiento de la mayoría de países de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).

La mayoría de Unasur reclamaba el retorno de Zelaya a Honduras. En su primer día de gobierno, Lobo Sosa autorizó la salida del ex mandatario de la Embajada de Brasil, en la que se encontraba refugiado, hacia República Dominicana.

El acuerdo suscrito el domingo permite a Zelaya regresar a Honduras sin que sea detenido por la Policía, ya que los juicios en su contra fueron anulados por la Corte Suprema de Justicia. Asimismo, puede lanzar actividades políticas propias, además de que su Frente Nacional de Resistencia Popular (FNPR, que comanda) será inscrito como agrupación política.

El acuerdo permitirá el retorno a la OEA y que el resto de los Gobiernos del continente que no reconocen a Honduras en Sudamérica –como Brasil y Argentina– den pasos para designar a sus embajadores en Honduras.

Rafael Alegría, del FNPR, dijo que lo importante del acuerdo es que permite el regreso de Zelaya para “unificar a todas las fuerzas políticas y sociales y trabajar en un proyecto alternativo para la toma del poder”. Mientras, Juan Barahona, subcoordinador del FNPR, señaló que el acuerdo le deja las manos libres a Zelaya para reanudar sus actividades políticas.

Para otros comentaristas más favorables al Gobierno, el triunfo fue para Lobo Sosa, ya que logró que su gobierno sea reconocido por todos los países latinoamericanos y su próxima readmisión en la OEA.

Aunque Zelaya no dio una fecha, dijo la semana pasada, en Nicaragua, que regresaría esta semana una vez que se firmara el Acuerdo de Cartagena.


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