Pensando con los anhelos, se preservaba la utopía de que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), informara que eran erróneas las apreciaciones sobre el enriquecimiento de uranio, adelantado por Irán para obtener la bomba nuclear.
En realidad, no se daba crédito al gobierno de Mahmud Ahmadineyad, sobre los objetivos pacíficos de tan temibles desarrollos, porque no es sensato que un dictador, manejador de un flujo de 473 mil millones de dólares y que reta al mundo declarando su obsesión por destruir a un país con el que ni siquiera colinda, vaya a cohibirse en la ética.
Así que, confirmar que Irán sí está manejando su proyecto de energía atómica con fines bélicos a nadie sorprendió, solo eliminó unos ilusos hilillos.
Quienes opinan, en principio, que tanto derecho tienen Corea del Norte e Irán, como otros países, a poseer bomba nuclear, terminan entendiendo que el punto de quiebre está en el esquema de toma de decisiones, pues es muy diferente en las democracias.
El acecho letal depende del patrón que ostente el poder decisorio; más grave, claro, si el dictador carece de probidad, como lo evidencia Ahmadineyad al negar el Holocausto y al prometer borrar del planeta a Israel.
Las democracias debaten si hará falta más energía en el futuro y plantean proyectos serios y racionales sobre cómo producirla con el menor daño posible. Noruega ya avanzó a conseguirla a partir del torio, Japón anunció ya el reestablecimiento total del control sobre el accidentado emporio de Fukushima; India, fiel al pacifismo de Gandhi, creó un equipo experto para la seguridad de la central nuclear de Kudankulam. Alemania y Suecia se han mostrado a favor de proseguir el diálogo con Irán, pese al informe de AIEA, para que prosiga en los desarrollos nucleares pacíficos, que nunca se le han prohibido.
Después del informe siguen los engaños: www.webislam.com/?idn=10879 el lunes 14 noviembre 2011 | Al-Iznain dice: “Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica acaba su sesión, apoyando el programa de trabajo de Irán y la agencia”. Y los subtítulos: “La Agencia Internacional de la Energía Atómica e Irán llegan a un acuerdo sobre inspecciones en las instalaciones iraníes. El informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica corrobora las declaraciones iraníes”. Al final, bien disimulada, aparece la fecha: 24/11/2007, autor: Irna, fuente: Irna (Islamic Republic News Agency).
En la guerra fría, ninguna potencia atacaba, porque sería el final para todos; ahora el espectro de la bomba iraní (siete kilotones, la mitad de la de Hiroshima), aunque consterna más a Israel, Arabia Saudí y a los demás Estados del golfo, que así lo manifiestan, replica al mundo, porque las audacias de Ahmadineyad pueden envalentonar fanatismos y obsesiones de los árabes más radicales, mientras que Israel, ante la retirada de Estados Unidos de Medio Oriente, quedaría solo, desatado de la comunidad internacional, sin más opción que anticiparse a su desaparición, como se lo exigirían los israelíes a Netanyahu y como ya lo hizo en años recientes, atacando las bases amenazantes de Irak y de Siria, gracias a lo cual, sobrevive.
Solo que para este “muera Sansón y mueran todos los filisteos” Israel respondería con sus entre 90 y 150 cabezas nucleares.
Por eso, Irán no ha atacado con sus armas de destrucción masiva y de infecciones letales, las que ya usó contra Irak.
La vía para disipar este horror literalmente apocalíptico, es que Rusia y China cedan en sus intereses comerciales y adhieran a la censura de las Naciones Unidas ONU al nihilismo de Ahmadineyad. ¡Mil gracias!
