La ironía se puede presentar en diferentes formas, se trata de una burla disimulada, fina. Es una figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice o se hace. El sabioSócrates la utilizó propedéuticamente y psicopedagógicamente. Una de sus formas es el sarcasmo, ocurre cuando se emplea en forma amarga, sobre todo, cuando se da la impotencia ante la prepotencia. Veamos algunos casos:
Se habla mucho de la democracia en Panamá, que supuestamente es la intervención del pueblo en el gobierno. Sin embargo, cuando los discapacitados orgánicamente o traumáticamente por el "medicamento veneno" distribuido por la Caja de Seguro Social, solicitan justicia, son "apaleados" frente a una de las entradas de la Presidencia de la República.
Por otro lado, en nuestro país, la economía crece y crece, el producto interno bruto (PIB) es buenísimo, 9% o más, como para que todos vivamos felices. Al mismo tiempo la inflación crece y crece, junto con su prima hermana, la pobreza. En materia de salud, el Gobierno Nacional nos bombardea en publicidad, anunciando que todos los servicios son gratuitos y para que logres "una buena sonrisa". Hace poco tiempo un amigo en Chitré, para poderse operar en el Hospital el Vigía, tuvo que comprar todos los insumos a fin de su cirugía. Para que un especialista vea a un paciente o que requiera un diagnóstico especializado, tiene que estar "agonizando" o esperar ocho meses o más para poder ser atendido. De los medicamentos: la típica frase en las ventanillas del Seguro es: "No hay".
Otra parodia son las "ferias libres", y que el Gobierno destaca con el lema "Del productor al consumidor", paradójicamente lo que están al frente de estos negocios no son más que intermediarios, cuyas ofertas están a la par de negocios que se dedican a esto todos los días.
En sentido similar a lo anterior, la justicia debe imperar en todo el territorio nacional y sus representantes deben ser ejemplares en esta materia, pero, lamentablemente, los ciudadanos designados en puestos claves como la PTJ, Sistema Penitenciario, Ministerio Público, e incluso la Corte, están envueltos en escándalos de corrupción y hasta delitos comunes.
También es sabido que a tambor batiente, nuestra Asamblea Nacional aprobó un tratado de promoción comercial con Estados Unidos de Norteamérica. Sin embargo, los congresistas pedirán que se cambien algunas leyes a cambio de aprobar el tratado en el Capitolio.
En el mismo orden de cosas anteriores, los promotores de la ampliación del Canal de Panamá nos decían con documento editado, que esta obra sería pagada con un aumento en los peajes por transitar por el Canal. Hoy sabemos quiénes se ganan las licitaciones, y que todavía se busca la financiación de la obra.
Y como colofón se da tremendo debate en relación con la llegada o no del general Manuel Antonio Noriega a Panamá; muchos no quieren lo que consideran como una "papa caliente", pero los abogados del general manifestaron que podrían un hábeas corpus ante la justicia norteamericana, a fin de que el general Noriega sea repatriado a Panamá en su condición de "prisionero de guerra".
Pongamos los pies sobre la tierra, nuestros gobernantes deben verse en el espejo o realidad de las mayorías. No se trata de "ensillar un gallote". Los panameños, somos seres humanos que a gritos solicitamos mejores días, una intervención estatal que acabe con la explotación, la injusticia, las venalidades.