EL VATICANO (Servicios internacionales). -El Papa, que sufre artrosis en la rodilla derecha que apenas le permite caminar, tomó la cruz en la última estación del Vía Crucis celebrada anoche en el Coliseo de Roma.
La cruz le fue entregada por frailes franciscanos de Tierra Santa que la portaron en las estaciones anteriores.
Juan Pablo II, que vestía una esclavina roja, sostuvo la cruz con una mano, mientras con la otra se agarraba a la barandilla de la colina desde la que siguió la ceremonia.
El Papa, con voz incierta y entrecortada, improvisó una meditación sobre la muerte de Cristo y sobre la esperanza que suscita la resurrección.
El domingo, el que fue crucificado y sepultado saldrá de la tumba. Nosotros lo esperamos al salvador del mundo, dijo.
Desde la silla de ruedas
Ni la artritis en su rodilla derecha ni su avanzada edad impidieron a Juan Pablo II presidir los actos conmemorativos del Viernes Santo, aunque el sumo pontífice se vio confinado a una silla durante el tradicional Via Crucis de esta noche (local), en el Coliseo de Roma.
Este viernes, por primera vez fue visto en público con un andador, el cual suele usar en sus apartamentos privados para los pequeños desplazamientos.
Miles de fieles y turistas participaron en el Vía Crucis. El Coliseo y la colina del Palatino resplandecían por la presencia de miles de velas y antorchas.
Este año, Juan Pablo II se vio obligado a renunciar a acompañar a la procesión. El año pasado el Papa sólo se unió a la procesión para las dos últimas estaciones. Según la tradición, el sumo pontífice porta la tradicional cruz de madera, de alrededor de tres kilogramos de peso, a lo largo de las 14 estaciones. Esta ceremonia es uno de los puntos más importantes de la Semana Santa en la capital italiana. Conmemora el camino de Jesucristo hasta el lugar donde fue crucificado. El Papa, que cumplirá 82 años en mayo, sufre fuertes dolores en la rodilla, que le impiden caminar o estar de pie durante mucho tiempo. También padece la enfermedad de parkison, un mal degenerativo del sistema nervioso central caracterizado por temblores y dificultades en la coordinación muscular. Sin embargo, el Papa con la voluntad de hierro, como lo definió en una ocasión un experto en temas del Vaticano, se había negado tajantemente a reducir su participación en las celebraciones de la Semana Santa.
