Lucero Maldonado revista@prensa.com
El look militar se ha filtrado mas allá de la moda.
El telón camuflado que hace parte del video diario de los medios se ha salido del conflicto bélico para invadir la cotidianeidad. Y es así como a propósito, o sin darnos cuenta, nos convertimos en camaleones de imágenes lejanas de una propaganda militar que, la mayoría de las veces, no refleja nuestros pensamientos.
Tomado como un producto comercial más, el juego de la guerra alinea desde modistos famosos que llenan de bolsillos estilo boy scout y charreteras sus creaciones en todas las gamas verdes y caquis hasta los creadores de juguetes infantiles, sin desdeñar a su paso el deporte, los hobbies, los dibujos animados o simplemente el plato del cereal.
En las universidades, los estudiantes aprenden en sus clases de mercadeo que el valor de un producto es relativo al poder de necesidad que crea en el consumidor.
Contradictoriamente a la lección, este camuflado innecesario nos hace parte de la sonrisa comsumista.
Simplemente, copiamos lo que vemos.