No me considero crítica de cine ni mucho menos experta en la materia, pero como panameña que apuesta por la libre expresión de las ideas, me atrevo a opinar sobre esta película que recién estuvo en cartelera.
Me atrae el buen cine y no rechazo, de ninguna manera, el producto nacional, por eso acudí al estreno de esta cinta y puedo aseverar con propiedad, que me siento muy orgullosa de los cineastas panameños.
A pesar del bajo presupuesto, que se evidencia en la filmación, nos gustó la forma en que el director de la cinta enfocó la temática de la doble moral.
La doble moral es el tema central de la película y permea en diversas situaciones, que más que sorprendernos, nos llevan a una reflexión profunda; porque todos somos conscientes de que la realidad es peor de lo proyectado en la película Kenke.
Como pariente de la hipocresía, la doble moral se encuentra enquistada en todos los órdenes del diario vivir, por eso es oportuno preguntar: ¿Qué es peor?, ¿un chico que fuma kenke o un funcionario que vive a punta de coima?, ¿o un político que cobra doble salario?, en fin, situaciones que tienen que ver con la corrupción y que a su vez impiden que este país avance.
Kenke es un espejo de la realidad panameña en su máxima expresión. Por eso, debemos apoyar el cine que nos sacude el piso y que nos muestra la realidad, que solo nosotros podemos cambiar con enérgica voluntad.
No apoyo el consumo del kenke, apoyo las propuestas que desenmascaran la realidad que todos conocemos y que nos negamos a aceptar y sobre todo, a cambiar por el bien de este país.
¡Enhorabuena! Por Kenke y su espejo de la realidad panameña actual.
