SANTIAGO, Chile. La cría de la langosta marrón de agua dulce australiana apunta a ser otro de los aportes de Chile a la gastronomía mundial, después del salmón de cultivo, que ha conquistado los mercados y los paladares más exigentes.
A juicio de los expertos, este crustáceo tiene desde Chile garantizada su degustación entre los más sofisticados consumidores de Europa, Asia y Norteamérica.
Según un estudio del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF), dependiente de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICYT), este apetecido crustáceo, rey de los paladares más exigentes, se siente muy a gusto en Chile, donde su cultivo augura suculentas ganancias.
El informe señala que la langosta australiana marrón puede ser una excelente alternativa para complementar la industria del salmón, que en Chile concentra casi el 95% de los ingresos acuícolas.
Con este crustáceo ( Cherax Tenuimanus ), la industria se encuentra ante una excepcional oportunidad de negocios, entre otros motivos, porque el territorio chileno se ubica dentro de la restringida zona geográfica donde es posible realizar su cultivo.
La tecnología de reproducción y crianza ya se encuentra desarrollada de manera integral en Chile, gracias a los proyectos FONDEF desarrollados por la Universidad Católica del Norte (UCN), precisa el informe.
Desde 1992 el Gobierno chileno ha invertido alrededor de 19 millones de dólares en iniciativas científico-tecnológicas y productivas para renovar el sector acuícola, contando con los recursos canalizados a través de proyectos FONDEF de CONICYT; a los que deben sumarse otros 21 millones de dólares aportados por universidades, institutos de investigación y empresas.
Para los estándares de la alta cocina internacional la marrón australiana constituye un plato exclusivo, señalaron expertos en gastronomía.
Su hepatopáncreas es una auténtica delicatessen y el crustáceo está entre los pocos animales cuya carne tiene el mismo sabor delicado y fina textura sea cual sea el tamaño que alcance el ejemplar.
Según los expertos, entre el 40% y el 50% del peso corporal de la langosta de agua dulce marrón, que puede medir hasta 40 centímetros, está constituido por carne de excelente calidad.
Esta proporción le permite competir con las langostas de mar y con otros crayfish (cangrejos con cola) además de los camarones, a los que dobla en tamaño.
Para los chilenos la langosta marrón es un producto de lujo por la excepcional constitución y volumen de su carne, pero también es un desafío para la industria chilena, debido a la escasa producción mundial de esta especie de agua dulce.
En su hábitat natural en Australia se cultiva de manera apenas artesanal, después de que la extracción indiscriminada redujese considerablemente las poblaciones silvestres.
Pero hay un factor adicional que estimula la crianza de langosta marrón: la óptima viabilidad de su cultivo, que bajo el control de relativamente pocos parámetros puede desarrollarse de forma segura y rápida, muy diferente de lo que sucede con otros crustáceos.
Muy relevante es su bajo índice de agresividad, detalle no menor ya que en Chile varios proyectos de cultivo de crustáceos nativos o introducidos fracasaron por la alta mortalidad en el interior de los criaderos, causada por ataques entre los propios animales.
La producción de la langosta marrón en Australia no sobrepasa las 50 toneladas anuales, mientras que Sudáfrica logra exportar un monto no superior de crayfish , incluyendo la Cherax Tenuimanus .
De esta manera Chile, con grandes áreas que cumplen los requisitos de latitud, estacionalidad climática y sanidad química, podría complementar la oferta a escala industrial.
Las exportaciones de la marrón australiana se sumarán a las de la nativa langosta de Juan Fernández, que reina un muchas mesas del mundo por su calidad, aunque en Chile su degustación es solo privilegio de algunos, por su alto costo.
