La corrupción, un mal del que no escapa ningún país latinoamericano, es un síntoma de problemas sin resolver, como la administración de justicia, el tamaño y el poder del Estado, y la capacidad de la sociedad civil para defenderse del poder político.
Así lo considera Alvaro Vargas Llosa, periodista y escritor peruano, que disertó anoche en un hotel local sobre el tema Reformas económicas y políticas en América Latina en los 90 - Fracaso o éxito. La conferencia fue auspiciada por el Centro Latinoamericano de Periodismo (CELAP) y Abitibi Consolidated Sales, Inc.
El tema no es resolver la corrupción, como quien dice vamos a solucionar la inflación, sino vamos a resolver todo aquello que hace posible la corrupción, afirmó.
Dijo que no se trata de cambiar la naturaleza humana, sino de resolver el problema de las instituciones que allanan el camino a la corrupción. De lo contrario, siempre estaremos disparando fuera del blanco, recalcó.
Es importante, agregó Vargas Llosa, que se limite el poder de los gobernantes, porque eso es lo que hace la diferencia entre un país desarrollado y uno que no lo es.
Respecto al tema económico, dijo que América Latina viene de una década que resultó una gran estafa económica, que provocó una transferencia del Estado hacia la empresa privada, pero no una transferencia de una sociedad cerrada a una sociedad libre.
Hemos creado sociedades en las que hay economías más privadas que estatales, pero no economías más libres, reiteró.
Las políticas estatales se han concentrado en aspectos macroeconómicos, pero se han olvidado de las reformas institucionales que había que hacer para permitir a los ciudadanos capitalizarse. Lo preocupante, añadió, es que ante las decepciones de las privatizaciones se retorne al populismo que tanto daño ha hecho a las democracias de la región.

