Libertinaje, definido frecuentemente como exceso de libertad, es utilizado para denominar una acción en perjuicio de las libertades de otros o una conducta considerada inaceptable por una corriente cultural predominante. El término "libertinaje" es una aberración, dado que entra en contradicción con el espíritu mismo de la libertad, entre tanto no existe tal cosa como exceso de ésta, ni mucho menos la posibilidad de que sea perjudicial. La negación y supresión de la libertad es la dominación, manifestación del deseo de unos de imponer a otros una forma de vida en beneficio de lo que ellos disponen y piensan, suprimiendo las diferencias naturales y prohibiendo el surgimiento del infinito potencial creador humano.
¿Puede existir tal cosa como una persona demasiado libre? Aclaremos, que la libertad es el derecho de toda persona a ser lo que desea ser. La libertad, por su misma naturaleza, debe respetar la libertad ajena, puesto que para que yo pueda ser lo que deseo ser, tú y todo otro deben también tener igual derecho a ser lo que desean ser. La libertad es igualdad para todos, dado que todos debemos y podemos ser libres, y diferentes, entre tanto la libertad de cada uno es única y distinta. La contraposición de la libertad es la dominación, que es la represión y explotación del libre ser de una persona por otra, subyugando y condicionando su potencial a lo impuesto.
La primera consideración del "libertinaje" afirma que muchos abusan de su libertad violentando las libertades ajenas. Sin embargo, no existe tal cosa como abuso de libertad, dado que la libertad deja de ser una acción libre y se convierte en dominadora cuando viola la libertad del otro. Una relación de hombres libres es siempre una relación de diálogo en igualdad, dado que la libertad es tanto colectiva como individual, y es en comunión que los hombres libres deciden sobre aquello que afecta a más de uno. Cuando un hombre, por ejemplo, enciende la música demasiado alta sin el consentimiento del vecino, perturbando su tranquilidad, no es exceso de libertad, sino una violación de la libertad misma, la propia del otro y de todos.
La segunda consideración del "libertinaje" se refiere a los supuestos excesos que ofenden criterios culturales o morales. Estos son gustos, prácticas o formas de ser que a pesar de no violentar la libertad de ninguna otra persona, siendo estrictamente individuales, son consideradas inaceptables por ser contrarias al pensamiento predominante de los que deciden por los que no tienen derecho a decidir. Aquí irónicamente, el "libertinaje" es dominación, dado que niega su naturaleza a otros atribuyéndose unos la facultad de decidir qué está y no está prohibido, aun en lo íntimo de la vida misma.
La libertad es la expresión más pura del ser humano, permitiéndole crear y recrear continuamente su vida y mundo, siempre de manera distinta y única, dado que nuestra naturaleza radica en esas diferencias del ser y solo en libertad pueden estas diferencias interrelacionarse armoniosamente entre sí. Los enemigos de la libertad son aquellos quienes enfilan las armas de la dominación para construir un mundo en donde todos son lo que se les impone ser, en beneficio de una realidad injusta para todos, pero beneficiosa para el poder y privilegio. El "libertinaje" no es más que negar a los hombres su propia existencia y naturaleza, el reprimir sus almas y amoldarlas a lo dispuesto por unos pocos quienes se erigen amos del pensamiento y vida.
La libertad es o no es, no existe en proporciones ni parcialidades, es únicamente libertad cuando todos somos igualmente libres en nuestras diferencias a ser lo que deseamos ser. Citando las palabras de un famoso luchador social: "Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú".
