El mapa político de Paraguay empieza a rediseñarse, a 10 meses de la asunción del gobierno del presidente Fernando Lugo y un día después de que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) decidiera romper con la gobernante Alianza Patriótica para el Cambio (APC).
La fractura de la APC pone un signo de interrogación sobre una compleja realidad política que completan los otros partidos: la Asociación Nacional Republicana (ANR-Partido Colorado), la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), que lidera Lino Oviedo, y el Partido Patria Querida (PPQ).
De cuatro agrupaciones con representación parlamentaria, Paraguay podría pasar a tener cinco, si es que el PLRA resuelve seguir un camino propio, libre de los compromisos que tuvo hasta ahora con la alianza gobernante. Esa decisión se encargó a la convención partidaria, convocada para los días 1 y 2 de agosto.
Más allá de la unanimidad de decisión que adoptó el directorio de los liberales, también este partido sufre una profunda crisis interna, al igual que el otrora poderoso Partido Colorado, lo que abre muchos interrogantes respecto del futuro inmediato.
Los “colorados”, duramente golpeados por la derrota electoral de abril de 2008, muestran al menos dos corrientes internas que se disputan el control. Una liderada por el ex vicepresidente Luis Alberto Castiglioni (2003–2007) y otra, por el ex presidente Nicanor Duarte Frutos (2004–2008).
Entre los liberales conviven con al menos tres corrientes internas, una de las cuales es la liderada por el actual vicepresidente, Federico Franco, que ha actuado prácticamente como opositor desde el comienzo mismo de la actual administración, y otra, encabezada por el senador y ex ministro de Justicia Blas Llano, es más cercana al presidente Lugo.
Con representación parlamentaria y cierto protagonismo político también están el partido Patria Querida, que preside el ex candidato presidencial Pedro Fadul, y la Unace, de Lino Oviedo, quien no termina de consolidarse como un referente político de primer orden.
La estrategia de Oviedo en las recientes negociaciones para renovar autoridades en el Congreso fracasó y terminó relegándolo a una posición de mero espectador de los acuerdos labrados entre aliancistas, algunos colorados, Patria Querida y algunos liberales. Lo que está ahora en el foco de la actualidad política paraguaya es la ruptura de la alianza gobernante, que “no significa restarle apoyo al presidenteLugo”, según precisó la resolución de los liberales.
Sin embargo, ya nada será igual, aunque el jefe del gabinete civil de la presidencia, Miguel Angel López Perito, haya admitido, días pasados, que hay una crisis sin ruptura e hiciera una exhortación pública a aprender de los acontecimientos. Esta fractura se produce 10 días después que la APC realizó un cónclave de dos días para evaluar la gestión de estos diez meses y los liberales estuvieron de acuerdo en “fortalecer y articular tareas” entre todos los componentes de este acuerdo.
17 partidos y movimientos de la APC participaron del encuentro destacándose el PLRA, el Partido Revolucionario Febrerista, el Partido Demócrata Cristiano, País Solidario, Frente Amplio, el Partido Comunista, el Partido Tekojojá y otros diez movimientos sociales de campesinos, indígenas, laicos, mujeres y jóvenes.
Así planteadas las cosas, solamente los acontecimientos irán definiendo los reagrupamientos o alianzas coyunturales de cara al futuro inmediato. El gobierno que encabeza el ex obispo católico Fernando Lugo asumió el cargo el 15 de agosto pasado y deberá traspasarlo en agosto de 2013.