Betty Brannan Jaén laprensade@aol.com 
WASHINGTON, D.C. - Miguel Antonio Bernal, profesor de derecho en la Universidad de Panamá y conocida figura política del país, estuvo en Washington esta semana para reunirse con diplomáticos, académicos y analistas de las relaciones hemisféricas.
Su gira por Washington incluyó reuniones con el relator para la libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos, el Diálogo Interamericano, el Consejo para Asuntos Hemisféricos, el Centro para Justicia y Derecho Internacional, el Centro Internacional de Periodismo, el Instituto para la Paz, el diario Washington Post y otros organismos. En todas sus reuniones, me dijo Bernal, su mensaje principal fue solicitar que Washington "ponga atención a Panamá", porque el país necesita apoyo internacional para fortalecer su democracia y atender sus problemas.
La única presentación pública de Bernal fue un discurso sobre "Democracia al estilo panameño", en la Universidad de Georgetown, evento que fue organizado por el estudiante panameño Diego Quijano Durán, quien ha tenido la admirable iniciativa de planificar una serie de conferencias sobre Panamá que culminará con una "Semana de Panamá en Georgetown" en abril. Como parte de esta serie, el canciller Harmodio Arias Cerjak ofrecerá un discurso en Georgetown la semana próxima.
Los que conocen a Bernal -indudablemente un hombre muy inteligente y, debo agregar, gran amigo mío- no se sorprenderán al leer que su discurso en Georgetown estuvo principalmente dedicado a la necesidad de que Panamá se dote de una nueva Constitución. Bernal expuso -convincentemente, a mi criterio- que la democracia panameña jamás podrá avanzar dentro de la estructura de la Constitución actual. Como si fuera "una camisa de fuerza", dice Bernal, la Constitución actual carece de mecanismos para una genuina participación ciudadana, ni siquiera contiene mecanismos adecuados para una democracia representativa, y ofrece solo estructuras anticuadas en lo jurídico, económico y presupuestario.
Y en lo electoral, subraya Bernal, son gravísimas las fallas de la Constitución que heredamos de la dictadura, comenzando con que se viola el principio de "un hombre, un voto" con un esquema no proporcional para la elección de legisladores. Con este sistema electoral, según Bernal, seguiremos repitiendo los errores del pasado -y esta elección en mayo "nos ofrece un cambio para que nada cambie"- porque "las modificaciones que se le hicieron al Código Electoral, lejos de contribuir a la democracia, la debilitan".
En el período de preguntas y respuestas, el embajador panameño en Washington, Roberto Alfaro Estripeaut, fue quien hizo las primeras dos interrogantes. Y Alfaro lo hizo de manera muy cordial, lo que permitió que el evento se convirtiera en un ameno diálogo entre un grupo de panameños de toda edad y condición que se encuentra lejos de Panamá. Alfaro planteó que no se puede hablar de corrupción (en este gobierno o cualquier otro) sin tener algún sistema de medir corrupción y que no se puede votar a favor de cambiar la Constitución sin saber cuáles son los cambios que vendrán.
Bernal respondió, en resumen, que "la corrupción -cuyo aliado es la impunidad- está en el sistema político fundamental, en las mismas estructuras que tenemos" y que "sería poner la carreta ante el buey" que alistáramos los cambios constitucionales antes de que la ciudadanía se pronuncie sobre la conveniencia de cambiar la Constitución. Lo primero, según Bernal, es "abrir el proceso" y luego ir involucrando a todo el pueblo en un gran debate sobre la Constitución que queremos.
Sobre el torneo electoral, Bernal opinó que Ricardo Martinelli ha hecho muy buena campaña -"hay que quitarse el sombrero"- y que Guillermo Endara "le está pisando los talones" a Martín Torrijos. A José Miguel Alemán, dijo Bernal, "la gente lo tiene en el sótano" y sería un milagro con aroma de fraude que este reciba más del 25% del voto. Bernal habló de "un sistema electoral que tiene los cupos vendidos", donde el PRD y el arnulfismo quieren excluir una tercera fuerza y asegurar que solo ellos queden en los puestos uno y dos en toda elección. Por ello, Bernal expresó la preocupación de que podrían "perderse" unos votos como (según él) ocurrió en 1994, "cuando se perdieron unos votos de Blades y Carles y se los dieron a Mireya, que quedó entonces de segunda".
No puedo dejar por fuera que Bernal mostró profunda desconfianza de las encuestas que se han venido publicando e insistió en la absoluta necesidad de que todos respetemos lo expresado en las urnas, gane quien gane.
La autora es corresponsal en Washington Además en opinión
