Cubierto por una delgada plancha metálica, el acceso a la cripta de la Iglesia San José, situada a un costado del famoso Altar de Oro, se encuentra fuera del alcance de las miradas curiosas de las decenas de turistas que diariamente visitan ese templo colonial.
Debajo de ella unas escaleras conducen a un estrecho pasadizo cuyas paredes están cubiertas por inscripciones lapidarias.
La existencia de criptas como esta, y la llamada Cripta de los Obispos en la Catedral Metropolitana, han fomentado toda clase de leyendas acerca de la existencia de túneles o pasadizos subterráneos que supuestamente comunicaban a varias iglesias y edificios del Casco Antiguo de la ciudad entre sí.
El padre Cecilio Iturri, de la Iglesia de San José, no es ajeno a estas teorías, que hablan de la presencia de túneles secretos que comunicaban a la Catedral Metropolitana con la Iglesia de San José y otros sitios. No obstante, el prelado no le concede mucho crédito a estas leyendas.

