PUNTA DEL ESTE, Uruguay. (NYT). En pleno verano del hemisferio sur, las fiestas del Carnaval que preceden a la Cuaresma son períodos climáticos para los centros recreativos costeros de Uruguay y el sur de Brasil.
En otros años, el Moby Dick, un bar localizado frente al club de yates en esta ciudad costera, estaría repleto de argentinos de clase media que gastarían sus dólares estadounidenses en pasar un buen momento.
Pero no es así este año. Media docena de meseras inactivas conversan sigilosamente detrás del bar del Moby Dick.
Una pareja disfruta tranquilamente de una calurosa tarde de domingo en una mesa de la amplia terraza. Por lo demás, el sitio está desierto.
La crisis financiera en Argentina devastó el turismo en esta región.
Los visitantes argentinos en Uruguay disminuyeron en dos terceras partes este año, según expertos, y el 90% en Brasil.
Los argentinos viajan menos al cabo de más de tres años de recesión, pero los paquetes turísticos de esta temporada a Brasil y Uruguay aún se agotaban en noviembre pasado, según Juan Carlos Chervatin, propietario de la agencia de viajes Casa de Consulta, en Buenos Aires, y presidente de la Asociación Argentina de Agentes de Tures y Viajes.
Entonces llegó diciembre, cuando el gobierno argentino, que libró una desesperada e inútil batalla para evitar la moratoria del pago de sus deudas y devaluar el peso, impuso estrictos límites a las transacciones bancarias.
Las cancelaciones para visitar las zonas turísticas comenzaron a llover.
