Ha despertado inquietud en los medios de opinión las diferencias notables, en cuanto al apoyo, que reciben las diferentes federaciones que manejan las disciplinas deportivas en este pequeño país. Se han hecho notorias porque el deporte en nuestro país, a pesar de las dificultades económicas en los últimos meses, se ha destacado a nivel internacional, especialmente en el fútbol, en el básquet y en el béisbol. Algunos factores han influido para que esto se dé. El admirable trabajo de las pequeñas ligas en el beis infantil, así como desarrollar campeonatos nacionales rentados que llevan a profesionalizar el deporte y hacerlo mucho más competitivo. Además, la mayor participación de jugadores nacionales en equipos internacionales, hacen crecer la calidad del deporte que aquí se practica.
El deporte puede representar una fuente de ingreso para nuestro país, así como lo es para países latinoamericanos como Brasil y Argentina, si se invierte más en la organización de las diferentes disciplinas. Los gobiernos tienen la obligación de apoyar toda representación deportiva, independiente si el Presidente de la República es apasionado por tal o cual deporte.
No me preocupa el hecho de que a la selección mayor de fútbol se le haya hecho un recibimiento apoteósico a nivel de héroes nacionales, mientras que a los peloteritos panameños y al básquet, casi que pasan desapercibidos. Personalmente considero que el recibimiento orquestado por los medios de comunicación, que lucran con esto, le hizo un daño tremendo a la selección mayor; de allí los resultados aparatosos de la siguiente vuelta. Mientras más los elevas, más duro es el tanganazo. Mantengan la humildad, decía sabiamente el director colombiano a sus dirigidos, hombre ya corrido que conocía lo que venía.
Hay que aceptar que el fútbol es el deporte que despierta las pasiones. Es un deporte global y no de 15 países como lo es el béisbol; además, la organización internacional que lo dirige, FIFA, es altamente eficiente. Esto lleva a que empresas particulares multinacionales inviertan en su promoción sumas cuantiosas, porque saben que recibirán de vuelta cada centavo invertido. Solo mire quiénes están en los anuncios publicitarios que infestan nuestras calles y avenidas, Ronaldo, Ronaldinho, Beckham, y últimamente Penedo. Es evidente, a rey muerto, rey puesto, y tenemos un nuevo rey deportivo en Panamá, el fútbol.
Esto no debe ser motivo para que olvidemos las otras disciplinas. Cada una de ellas debe recibir, en una forma organizada, la ayuda económica destinada a fortalecer el deporte amateur, las escuelas deportivas, gimnasios, coliseos deportivos, los campeonatos nacionales, intercolegiales y demás esfuerzos que organizan aquellos verdaderos héroes que forjan a la niñez panameña en una forma desinteresada, solo por el amor al deporte y que es de donde proceden las futuras estrellas. El Inde, cuyo presupuesto se va en planilla y botellas, tengo entendido, debe promover la participación de la empresa privada, por supuesto alejando los licores, casinos y cigarrillos que nada tienen que ver con el deporte y la salud, y recuperar cada uno de los campos deportivos que fueron adquiridos en las áreas revertidas. A nuestros héroes del básquetbol y a los peloteritos campeones, así como a sus dirigentes, les recomiendo no poner sus ojos en los recibimientos apoteósicos ni en exaltaciones públicas. Considérense por encima de estas cosas. Sigan con valor y esfuerzo practicando aquello que los apasiona, no por la gloria personal, sino por el amor a Dios, a la patria y al deporte.