Las letras están de luto por varias razones. La muerte del polifacético periodista Antonio Toño Díaz dejó ayer un vacío en el mundo del periodismo, de la composición típica y del folclore. Nunca desmayó, desde su silla de ruedas, como evocando la mejorana de Rufino Barahona, cantada por el inmortal José del Carmen González.
A sus 60 años ejerció a plenitud el periodismo de radio, prensa y televisión. Buen relacionista público y enérgico director de periódicos y revistas. Fue un folclorista a tiempo completo. Estaba casado con Esther Nieto de Díaz, artista de la música típica. Sus hijos son Tanya, Rosa, Diamar, Juan Antonio Díaz, Roderick Timmons Díaz y Natalie Timmons Díaz.
Uno de sus últimos trabajos fue en el diario Crítica Libre. Era enemigo de las notas largas, y así lo respetaremos. En una ocasión envió a un reportero a hacer un trabajo sobre Ramón Jurado. Al final del día el muchacho llegó exhausto frente a su escritorio. Señor fui al Santo Tomás, a la Policía, a urgencias y por ningún lado encontré al tal Jurado. Antonio soltó una risa muda y lo mandó a su máquina. Anoche la Asamblea Legislativa le dedicó un minuto de silencio y aprobó una resolución en la que lamenta su muerte. El sepelio será el miércoles a las 2:00 p.m. en el Santuario Nacional. A los que dejan un legado valioso no se les dice adiós, sino ¡estamos contigo!.
