Últimamente ha habido una proliferación de movimientos y sectas esotéricas que tienen sus raíces en las antiguas religiones paganas de Grecia, Roma, Egipto y la India. Dichas doctrinas postulan la reencarnación, un ciclo indefinidamente largo de renacimientos del alma humana con el fin de "compensar" o pagar por las faltas o pecados de las vidas anteriores. Postulan que después de "limpiar el karma" o carga producida por los errores de vidas anteriores, al final de innumerables encarnaciones el alma llega a la perfección absoluta y al nirvana o fusión con Dios como una unidad.
Estas doctrinas niegan la existencia de un Dios personal, creador del universo y del hombre, y separado de su creación. Sostienen que todos los seres (racionales y otros) además de todo lo creado, somos parte integral de Dios y no criaturas creadas por Él. Sostienen, por lo tanto, que los hombres somos parte esencial de Dios, y por lo tanto dioses. Estas doctrinas enseñan que los astros influyen directamente sobre el comportamiento humano, su presente, futuro y el bienestar o desgracias que le puedan suceder. Y es por esto que los astrólogos advierten a los nacidos bajo el signo zodiacal de Leo, por ejemplo, se abstengan de viajar en avión en determinados días, o que tendrán éxito en los negocios o en el amor en tales o cuales días.
Este neopaganismo, encarnado en el movimiento "New Age" o Nueva Era, ha despertado una fascinación por la magia, la astrología y el ocultismo. Harry Potter, protagonista de novelas y películas, se ha convertido en una especie de héroe admirado por grandes y chicos. La magia practicada por el joven Potter parece a primera vista inofensiva y divertida, pero el mensaje que se transmite, particularmente a niños y jóvenes incautos, es que la magia y la brujería son los instrumentos para llegar a resolver todos los problemas ya sea de índole material o espiritual. Se prescinde de la oración como medio para implorar la misericordia y la ayuda de un Dios personal y bueno que está dispuesto a ayudarnos a resolver dificultades, siempre que sea para nuestra nuestra verdadera felicidad espiritual. Los cristianos creemos que la palabra de Dios en la Biblia es verdadera y confiable. Cuando Dios liberó al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, Dios, a través de Moisés, les previno para que no practicaran los ritos de los pueblos paganos que entonces habitaban lo que sería la Tierra Prometida. Dios previno a Israelque no practicara la brujería, la magia, los encantamientos, los sacrificios humanos y la consulta a los muertos (leer Deuteronomio 18:10-12). Dios, a través del profeta Moisés, insto a los israelitas a que pusieran su confianza en Él y no en las prácticas esotéricas que practicaban los pueblos paganos. La reciente homilía del papa Benedicto XVI precisamente nos previene contra la dictadura del relativismo por la cual cada quien escoge la doctrina, creencia y moral que más le conviene, según su gusto y circunstancias.
Este relativismo excluye la creencia en un Dios personal, que nos amó al extremo de rescatarnos de la tiranía y muerte espiritual derivada del pecado, enviando a su hijo a enseñarnos, cara a cara, lo que debíamos creer y hacer para conseguir la vida espiritual, feliz y verdadera en su presencia, y por toda la eternidad, después de la muerte. El precio infinito pagado con su muerte en cruz es la puerta que nos trae salvación y vida verdadera. No caigamos en la trampa de las enseñanzas esotéricas que muchas veces llevan a los ingenuos a un laberinto sin salida.
