PROGRESO.

Nueva terminal de transporte de Colón

La presencia musulmana en la península ibérica a principios del siglo VIII tuvo una marca en la historiografía de España, fundamentalmente por las trascendentales aportaciones culturales derivadas de dicha presencia, no sólo por su impacto en la transformación de las estructuras del Estado visigodo, sino sobre todo por el legado cultural musulmán que hoy es patrimonio universal. En efecto, en el llamado al-Andalus surgieron deliciosos y exquisitos centros culturales: Granada, Córdoba, Sevilla, Toledo u otros que fueron expresiones elocuentes de la sabiduría musulmana; que fueron antorchas o estrellas rutilantes que iluminaron y esparcieron torrentes de conocimientos musulmanes a todos los países europeos. Fueron muchos los intelectuales europeos que a lo largo de la Edad Media bebieron del pozo del conocimiento de la sabiduría musulmana. La realidad objetiva fue que el talento y la inteligencia musulmana tuvieron una notable influencia en la cultura universal ora como historiadores, en la filosofía, la medicina, en la gramática, la literatura y la música, en la arquitectura y artes; matemáticos, astrónomos y jurisconsultos entre otros. Así pues, negar la sabiduría musulmana sería negar la universalización del conocimiento.

En el caso muy particular de la ciudad de Colón, establecieron sus residencias y echaron raíces los Salama, Hachem, Waked, Yaafar, Sayed al igual que otras familias árabes que asimilaron y enriquecieron el colonensismo con sus propias aportaciones "siendo un nutrido grupo social que con armonía y sentido de hermandad vive con nosotros, y a los que debemos, en su origen, un legado que hoy es patrimonio de la humanidad", tal como nos tiene enseñado Laurentino Díaz López en su investigación: El Legado Cultural Musulmán.

La situación de la provincia de Colón ha llegado, desde hace mucho tiempo, a un punto crítico que, lejos de solucionarse o diluirse, pareciera no tener más camino que el estancamiento y el hundimiento progresivo. Ante ello se alzan las esperanzas y la determinación de los inversionistas colonenses, en cuanto a luchar por un futuro mejor para nuestros comprovincianos.

En efecto, en el Programa de Gobierno 2004-2009 de Patria Nueva que en su título tercero, acápite séptimo sobre Transporte Público Eficiente al Servicio de la Gente dice así: "… la población sufre demasiada molestia por la mala calidad del transporte público. La falla del servicio causa congestionamientos, irregularidad de los horarios, incomodidades y exceso de accidentes". De igual modo, se plantea que "el crecimiento económico se alcanza a través del incremento del capital, la generación de empleo y el progreso tecnológico.

Al permitirla y estimularla los empresarios se verán obligados a invertir en infraestructuras, equipos y tecnologías, lo cual se traduce en productividad y empleo de mano de obra calificada" (Programa de Gobierno 2004-2009 Patria Nueva, página 17).

Dentro de este contexto, el Grupo Salama, alianzados con la empresa Corporación de Transportistas Colonenses S.A. e Inversionistas Colonenses y que agrupan al noventa por ciento de las concesionarias de transporte de la provincia de Colón se proponen materializar un mega-proyecto intitulado: La Gran Terminal de Transporte Centenario, obra cuyo costo asciende a 52 millones de dólares que generará fuentes de empleos directos e indirectos para los colonenses y que abre un horizonte de expectativas y oportunidades para el desarrollo social y económico de esta parte del país.

Esto lo ha entendido con gran lucidez el ministro de Gobierno y Justicia, licenciado Héctor Alemán, colonense raigal, quien garantizó a los propietarios de la concesión para desarrollar la obra que el gobierno de Patria Nueva "no pondrá obstáculos ni inventará trucos para entorpecer la realización del proyecto Gran Terminal Centenario para el pueblo de Colón" (La Prensa, 7ª, 12 de febrero de 2005).

No cabe duda que en este marco real, los inversionistas colonenses, respetuosos del estado de derecho, han cumplido con las exigencias tanto legales y ambientales como también las exigencias de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre, donde han expuesto, discutido y divulgado abiertamente sus planes concretos para la materialización de la Gran Terminal de Transporte Centenario, fundamentados en la transparencia, en la rendición de cuentas ante la ciudadanía y en las ganas de hacer las cosas bien.

La Gran Terminal de Transporte Centenario no representa ningún escollo para Colón, representa eso sí una nueva y esperanzadora etapa de esplendor y desarrollo; es el verdadero resurgir del Ave Fénix. Pese a las críticas de los detractores del proyecto que no han superado el discrimen entre nosotros, cuyos comentarios xenófobos y neo-fascistoides demuestra que se trata de una acción bien concertada y provocadora con vistas a oscuros propósitos de anticolonenses y afuereños pusilánimes e incapaces que representan al oscurantismo y que desprecian el estado de derecho como sistema y que desprecian a la inversión privada transparente como fuente de desarrollo. ¡Sí al desarrollo de Colón y que se respete la seguridad jurídica!


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