Hace pocos días hice una encuesta con el único grupo que me queda de mis estudiantes: 25 dijeron que votarán no, 14 que sí, uno que lo hará en blanco y 26 que aún no habían decidido cómo votarán. Al final me preguntaron cómo lo haría yo, y les dije que si bien mi propósito no era entrar en una polémica sobre un tema que los que se "oponen" a la ampliación lo pretenden politizar, mi voto sería a favor de la ampliación.
Me llamó la atención, debo advertirlo, que la pequeña muestra de alumnos de tercer año diurno de Derecho de la Universidad de Panamá (entre 19 y 21 años) refleja una realidad que se debe repetir por otras partes: La mayoría no sabe qué va a responder en el referéndum.
El momento que vive el país es esperanzador. Las inversiones foráneas aumentan a diario. El auge en la construcción es increíble. El movimiento turístico se nota por todas partes. El interior, aunque en menor escala, se hace parte del bienestar general que por doquier se palpa. Hacía años que la tasa de desempleo no bajaba como ahora a menos del 10%, lo que incide también en la disminución de los índices de pobreza. Entre otros factores, se ha generado mucha más confianza que antes.
Aunque vemos letreros que nos hablan de ¡Compite Panamá¡ para que podamos insertarnos en la globalización que vive el mundo y otros que dicen ¡Ahora es cuando, Panamá¡, la acción gubernamental no va de la mano de lo que el mismo gobierno predica. Sólo menciono un caso: La junta directiva de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) no se reúne desde el mes de enero. ¿Por qué? Porque al renunciar el ministro Real como presidente de la directiva y ser reemplazado por el ministro Ferrer, éste no ha tomado posesión. Efecto: ¿Ahora es cuándo, Panamá?, en lo absoluto, porque me imagino que varios proyectos de importancia en una entidad llamada a ser motor del desarrollo nacional no pueden comenzar, porque el único ente autorizado para ponerlos a andar es una directiva que no se reúne hace más de 4 meses. Este ejemplo, de seguro, se debe repetir en otras entidades.
¿Pero qué tiene que ver todo esto con lo de la ampliación del Canal? Mucho. A los panameños se nos ha vendido la idea de que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) tiene una administración eficiente, que maneja la entidad ejecutivamente, con una directiva responsable, integrada por gente muy respetada profesionalmente y con mucha experiencia en el tema canalero. Sin embargo, la imagen que la población tiene de la ACP, es completamente diferente a la que tiene del Gobierno en lo que a su eficiencia, ejecutoriedad y responsabilidad se refiere. Esta diferencia entre una y otra produce miedo; produce desconfianza; produce incertidumbre.
Por eso pienso que encontré a tantos que, si bien no se dejan caer en las redes de un no rotundo, apasionado, caprichoso, politizado, irreflexivo e irresponsable, todavía no saben por cuál alternativa van a votar. Le tienen miedo a su gobierno, del signo que sea, y a la forma como se manejarán los tantos miles de millones que se dice costará la ampliación. Sienten pavor por las peleas internas que se filtran se están dando dentro de las filas del Gobierno, porque piensan que ya se está produciendo la rebatiña. Miran con preocupación que no se castiga a nadie, ni de antes ni de ahora, que haya abusado de los recursos públicos. A quienes creemos que se debe aprobar la ampliación, porque es conveniente para el país y para su futuro crecimiento, nos preocupa que fracase por la forma como se está percibiendo en la población este proyecto por tantos estudiado y por tantos expertos analizado.
Señores del Gobierno: Para la mayoría de los panameños, no es difícil vender la idea de que una obra de casi 100 años de construida debe ser renovada y modernizada. Tampoco es difícil hacerles ver a los panameños lo tanto que el Canal ha representado para Panamá históricamente, sobre todo desde que los panameños el 31 de diciembre de 1999 asumimos el control total de la vía interoceánica. Pero, si este esfuerzo no viene acompañado de lo que hoy desafortunadamente no se percibe en Panamá, si el proyecto de ampliación fracasa, quienes quedarán como irreflexivos e irresponsables serán los que con sus acciones, totalmente ajenas al tema, lograron que esta necesaria obra sucumbiese.