Pero no menos lamentable era la situación que viviría, a partir de ese momento, la gente de la comunidad de Coclesito, los niños, las mujeres, los más pobres de nuestro Panamá. Omar era el protector de estos sectores.
La ideología torrijista ha logrado el avance, el desarrollo económico y cultural de nuestro Panamá. Solo basta mirar hacia atrás del año 1968 y comparar el crecimiento del país en las décadas del setenta y ochenta. Se trata de un inmenso idealista, de un ejemplar hijo de nuestra patria istmeña a quien ningún panameño podrá olvidar.
Hoy ya estamos en el Canal, y aunque Omar no lo hizo físicamente porque el destino se lo impidió, Omar sí entró en la historia y la historia está en el Canal, pues gracias a Omar, gracias a ese líder hoy podemos gritar a los cuatro vientos con orgullo y patriotismo: Panamá es soberana.
Quiero hacer en esta oportunidad un paréntesis para hablar del hijo de Omar, a quien considero un amigo, heredero de aquel visionario y estadista, que hoy por la voluntad los panameños es el Presidente electo de Panamá. Me refiero a Martín Torrijos Espino. Y en esta fecha es cuando tiene cabida la presente anécdota: Hace exactamente 10 años, el 31 de julio de 1994, en la ciudad de Penonomé -sitio donde se le rinde homenaje al general Torrijos por haber sido de allí de donde emprendió su último viaje hacia el infinito-, cuando nos dispusimos a conmemorar tan especial fecha me acerqué a Martín y le dije: "Prepárate porque un día te corresponderá a ti presidir el acto como Presidente electo de la República". En ese acto hacía uso de la palabra el presidente Ernesto Pérez Balladares, y en ese mismo acto a Martín se le designó Viceministro de Gobierno y Justicia. Lo miré y le dije: lo felicito, señor Viceministro.
Ello implica que el presidente electo, Martín Torrijos Espino, ya estaba diseñado desde hace mucho tiempo para gobernar Panamá, lo cual nos demuestra el alto grado de preparación para ejercer como Presidente. Demuestra así mismo el incalculable esfuerzo hecho por este joven Presidente para ofrecer a los panameños las alternativas tendientes a solucionar los graves problemas económicos, de vivienda, de salud, de educación que nos agobian, pues estoy seguro de que su corazón siempre estará -al igual que lo estuvo el de su padre- enteramente abierto a su pueblo.
Corresponde en este día dedicar nuestras reflexiones a la obra de Omar y los frutos que hoy felizmente compartimos, y en especial el de contar con un Presidente electo nacido de las entrañas del torrijismo. Hasta luego, Omar.
