Siempre se dice que los padres somos responsables por las malas conductas de los hijos. Y digo malas, porque cuando las conductas son buenas, por ejemplo, buen rendimiento académico, nunca se nos menciona.
Sin embargo, en general, el ambiente que rodea a nuestros hijos es malo, entre otras cosas debido a los programas de televisión nacional hechos para que el pueblo sea cada día más chabacano, vulgar, conflictivo e ignorante. Al sistema le conviene el pueblo ignorante, porque es más fácil de explotar.
Pregúntese a qué clase social le conviene que no tengamos un sistema educativo de excelencia. Pregúntese, además, si en las casas de la clase alta se observan tales programas, por supuesto que no. Los hijos de estas personas ven series de televisión que difunden varias señales de cable, en inglés.
En mi hogar jamás se ven novelas, reality shows, series tontas de preguntas y respuestas repetitivas (tipo Chavo del Ocho, Derbez, etc.) ni esos programas que convierten a los niños en ñañecos (Teletubbies). La clase media paga televisión por cable, pero de pésima programación. Por ejemplo, repiten la misma película más de 100 veces, y solo hay pocos canales instructivos. Abusan del monopolio.
Por otra parte, me molesta sobremanera llegar a cualquier sitio y observar el programa de una supuesta jueza, en el que los demandantes denuncian toda clase de actos inmorales y hasta se agarran a golpes en medio de la audiencia. Y otro, en el que aparece una señora peruana que fue condenada por implantar casos falsos.
Los medios impresos no son la excepción, en los clasificados usted encuentra ofrecimientos de todo tipo de relación sexual, mientras que en las portadas exhiben a mujeres voluptuosas que denigran al género femenino. Muchos medios incitan al alcoholismo. Así pasan la publicidad de una compañía licorera que ofrece un “camión lleno de cervezas”, y no falta el baile sensual de un grupo de mujeres.
La última novedad es que se entrevista a maleantes y a esposas de presos, cuyo comportamiento avergüenza a cualquier persona que tenga un mínimo de decencia. Son personas de baja calaña, sin conciencia de su mal comportamiento y, al contrario, creen que su actitud es motivo de risa.
Siempre me he preguntado, ¿por qué los medios le dan cabida a esto o qué objetivo buscan? Y la verdad no encuentro ninguna razón que los justifique. A ellos hay que mostrarle programas culturales o cívicos para que aprendan a comportarse con decencia. Sin embargo, el programa que conduce un presentador local que hace alarde del bochinche y de la mofa tiene más rating. El comportamiento de ese joven no es un buen ejemplo y desdice mucho de la comunidad gay. Aclaro que yo tengo familiares homosexuales a los que quiero mucho. Además, respeto a los gais que se comportan de manera correcta, por lo tanto, no soy homofóbico.
Toda la basura mediática que pasan los canales locales hace que los panameños tengan cada vez menos valores, éticos, morales, religiosos, cívicos, etc. etc. Ni hablar de las burradas ni de la ignorancia que se observa en esos espacios. Por ejemplo, hace meses una supuesta abogada dijo a través de la radio que el hecho de que un hombre tuviera problemas de erección era causal de divorcio. Bueno, ¿qué se puede esperar, si hay universidades a distancia que otorgan títulos de abogados en dos años? Por eso es que usted escucha a gente, sin preparación académica, que discute y refuerza su tesis con lo que oye en esos programas.
Mientras el norte de los medios de comunicación social sea el interés económico, no mejorarán su programación, pues estos programas chabacanos y vulgares son baratos y les producen mucha rentabilidad.