A quienes leyeron mi artículo “Las reglas del juego”, (La Prensa, 6/9/2015), no les sorprenderá el resultado de la reunión del jueves 10, de la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE), en la que por una votación de cinco a cuatro, los representantes de los partidos Revolucionario Democrático, Cambio Democrático, Panameñista, Molirena y Popular impusieron mantener el subsidio electoral en los términos actualmente vigentes, que son los dispuestos en los artículos 179 y 180 del Código Electoral. En consecuencia, para el proceso electoral del año 2019, los partidos recibirán fondos públicos por un estimado de 100 millones de dólares, o sea, 30 millones de dólares más, en comparación con los 70 millones de dólares que les fueron asignados para el período 2014-2019.
La propuesta para reducir el subsidio, presentada por el Foro Ciudadano pro Reformas Electorales, que representa a los sectores académicos, empresariales, sindicales y las oenegés, obtuvo cuatro votos a favor y los cinco en contra de los representantes de los partidos políticos.
Tanto el debate sobre esas propuestas como el resultado de las votaciones dejaron en claro que los partidos políticos no consideran atendibles las voces, cada vez más crecientes, que objetan no solo el aumento del subsidio sino también sus niveles actuales y la fórmula para calcularlo. Esta, por ser porcentual, de no ser reformada, propiciará que para cada proceso electoral aumente el monto del subsidio, en la misma medida en que aumentan los ingresos corrientes del gobierno central.
La argumentación principal del Foro Ciudadano es que frente al cúmulo de las demandas insatisfechas, que castigan a amplios sectores de nuestra población marginada, es insostenible, política y moralmente, que se sigan destinando decenas de millones para apoyar a los partidos políticos, cuya credibilidad y aceptación ha decrecido y decrece a ojos vista. Y ese argumento, sin duda, tiene un peso indiscutible.
Los partidos políticos, por su parte, reclaman que para poder cumplir el papel que les corresponde desempeñar en un sistema democrático, necesitan de mayor apoyo oficial, materializado en la asignación de recursos públicos para financiar sus actividades.
Por lo acontecido en el ámbito de la Comisión de Reformas Electorales, es evidente que el veredicto final para dirimir entre los argumentos del Foro y de los partidos debe salir de las limitaciones de esa instancia. El Foro ha anunciado que llevará sus argumentos a la discusión pública a través de los medios de comunicación. Por su lado, los partidos deben hacer otro tanto, pues a ellos les corresponde convencer a la ciudadanía de que merecen recibir los dineros que reclaman, anteponiendo la suya a otras demandas sociales que la mayoría del país considera de mayor urgencia y beneficio.
La CNRE, por su naturaleza extralegal y porque sus decisiones no son vinculantes, en buenas cuentas, solo produce recomendaciones cuya trascendencia dependerá de cuanta atención o acogida decida brindarles la Asamblea Nacional. Pero, a la par, existe la circunstancia, real y objetiva, de que el Órgano Legislativo lo controlan los partidos políticos. Por esa circunstancia, las recomendaciones de la CNRE enfrentan dos destinos posibles, según el lado hacia el que gravitaron los votos de sus integrantes. De haber la votación favorecido la propuesta del Foro Ciudadano, para llegar a convertirse en ley, tendría que superar la resistencia de los partidos que dominan la Asamblea; pero si como ocurrió, los partidos lograron que la votación les fuera favorable, es previsible que ese resultado sea utilizado para insistir en que el sistema de los subsidios siga favoreciéndoles.
Como están las cosas, el que desde el comienzo de la discusión de las eventuales reformas electorales se perfilaba como el nudo gordiano, el financiamiento de la política, sigue pendiente de solución. Por consiguiente, el tema, por su importancia, debe ser objeto de un debate de alcance nacional, antes de que lo asuma la Asamblea Nacional y los partidos políticos que la controlan.
El debate está abierto y todas las opiniones y reacciones son oportunas.
