CHICAGO, EU. --"Los cineastas brasileños tenemos que comenzar a exportar nuestras producciones si queremos que nuestro cine crezca", afirmó Paulo Morelli, cuyo film "Viva Voz" clausuró el miércoles pasado el Festival de Cine Latino de Chicago.
A pesar de que Brasil tiene una producción de cine importante, en comparación al resto de los países latinoamericanos, son pocas las películas brasileñas que salen de las fronteras del país.
"Yo creo que los cineastas brasileños no están interesados en vender sus películas", comentó Morelli en una entrevista con DPA.
El idioma también representa una cierta limitación, a la hora de exportar las producciones brasileñas. "El cine de Brasil, no es cine latino. Pero más allá del idioma, siento que es una falta de profesionalismo de los cineastas brasileños", dijo.
"El problema surge cuando eligen el tipo de película que quieren hacer. Los temas son muy herméticos, intelectuales, demasiado complicados. Existe un comportamiento un poco paranoico de la generación de cineastas de los años sesenta", explicó.
"Ellos sienten que tienen que romper todas las reglas. Pero la comunicación con el público debe ser simple y muy profunda. Hay películas brasileñas que son totalmente incomprensibles", agregó.
Durante años, los cineastas brasileños buscaron "intelectualizar" su industria, mediante la creación de películas vanguardistas, diferentes. "Siento que en estas últimas décadas, el público se cansó o se asustó de este tipo de cine", dijo el director. Películas más recientes, como Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles, quien es socio de Morelli en su compañía productora 02 Filmes, con un tema social comprometido pero un mensaje claro, fueron recibidas por el público de forma positiva.
Ciudad de Dios, sobre la vida de un grupo de jóvenes en una favela, se convirtió en una de las producciones más exitosas de Brasil, con un récord de los últimos 15 años, de 3 millones y medio de espectadores.
La película de Morelli es una comedia que trata sobre un ejecutivo que decide cambiar el rumbo de su vida y su primer paso en esta dirección es poner fin a la relación con su amante. Cuando decide hacerlo, por equivocación su teléfono celular disca el último número en su memoria, el de su esposa.
Esta escucha toda la conversación entre su marido y su amante, la cual desencadena una serie de acontecimientos inesperados, desde un robo hasta un secuestro y un asesinato fallido.
"La idea del guión surgió un día cuando mi teléfono celular sonó y yo escuché toda la conversación entre dos amigos, sin que ellos supieran que yo estaba escuchando", explicó Morelli.
El cineasta, que estaba trabajando en otro proyecto cuando decidió hacer Viva voz, confesó que para no perder el dinero que le había sido asignado para su anterior trabajo, se vio obligado a crear una historia que le permitiera rodar con bajo presupuesto y en poco tiempo.
En Brasil existe una ley de incentivo que permite a las empresas multinacionales contribuir con fondos para las artes y descontarlo luego de sus contribuciones tributarias. Sin embargo, el dinero debe ser utilizado en un lapso de tres años por los creadores o debe ser devuelto al Estado. Desde su creación en 1994, esta ley ha facilitado el estreno en Brasil de las primeras películas de unos sesenta creadores.
Viva Voz, que será estrenada en Brasil a mediados de septiembre próximo, ha sido proyectada en cuatro festivales de cine internacionales, incluyendo el Festival de Cine Latino de Chicago.
Este año, en representación de Brasil, figuran en la programación del evento en Chicago un total de seis películas, entre ellas Urbania, de Flavio Frederico.