BUENOS AIRES, Argentina (Reuters). La Asamblea Legislativa de Argentina eligió el martes al senador peronista Eduardo Duhalde como presidente interino de la nación para guiar los destinos del convulsionado país hasta fines del 2003.
Duhalde, quien fue gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más grande y rica de Argentina, recibe un Estado en bancarrota, la economía en llamas y una población harta del desempleo y la pobreza y que en los últimos días se lanzó violentamente a las calles para expresar su enojo contra una clase política que considera corrupta hasta la médula.
La realidad de los hechos marca la necesidad de una conducción firme de un tiempo que es el que resta del período constitucional, comentó el jefe del bloque de senadores peronistas, José Luis Gioja.
El nuevo mandatario, elegido con el apoyo del peronismo y de la centrista Unión Cívica Radical (UCR) del ex presidente Fernando de la Rúa, es considerado un dirigente populista, amigo de las regulaciones al mercado y del proteccionismo, y un crítico del régimen de cambio fijo que, según analistas, mantiene a la economía estancada desde 1998.
Poco antes de que la Asamblea Legislativa comenzara a sesionar con cuatro horas de retraso a las 18.00 hora local (2100 GMT), decenas de simpatizantes de Duhalde se enfrentaron a pedradas en los alrededores del Congreso con militantes de los partidos de izquierda, provocando la intervención de la policía que los reprimió con gases lacrimógenos.
Previo a la elección de Duhalde, Argentina vio desfilar a cuatro presidentes desde el 20 de diciembre, cuando renunció De la Rúa en medio de una sangrienta revuelta popular que dejó 27 muertos y cientos de heridos.
El estallido fue alimentado por niveles de desempleo sin precedente y la creciente pobreza, que ya abarca a un tercio de los 36 millones de argentinos.
A la revuelta, que en un principio fue protagonizada por los sectores más bajos de la población, se sumó luego la clase media, enfurecida con una serie de restricciones bancarias a los retiros de efectivo que impuso De la Rúa para frenar una fuga de capitales. La jefatura de Estado quedó interinamente a cargo del presidente del Senado, el peronista Ramón Puerta, según lo establece la Constitución y la ley de sucesión presidencial.
El domingo 23 de diciembre la Asamblea Legislativa designó a Rodríguez Saá hasta el 5 de abril, fecha en que debía traspasar el mando al presidente elegido en las urnas el 3 de marzo.
Pero Rodríguez Saá renunció siete días después y el senador Ramón Puerta, que debía hacerse cargo nuevamente de la presidencia interina, también presentó su dimisión.
De esa manera, el presidente de la Cámara de Diputados, el también peronista Eduardo Camaño, se hizo cargo interinamente del Poder Ejecutivo y convocó a la Asamblea Legislativa.
El sucesor de De la Rúa, el peronista Adolfo Rodríguez Saá, mantuvo las restricciones y la población volvió a salir a las calles el sábado pasado, lo que lo obligó a presentar su renuncia el domingo, tras haber gobernado apenas por siete días, argumentando que parte del peronismo le había retirado su apoyo.
Pese a la férrea oposición de un sector del peronismo, que controló la Asamblea Legislativa, Duhalde y sus seguidores lograron imponer que el mandato del presidente interino se extienda hasta diciembre de 2003, cuando debía haber finalizado su gestión De la Rúa.
