No fue esa la primera oportunidad que dejaron escapar. El príncipe Alberto de Mónaco estuvo en Panamá y se le ofreció una cena fastuosa de la cual hubo abundantes fotos en la prensa panameña. Pero ustedes ignoraron tan trascendental acontecimiento. A Sean Connery también lo agasajaron con opulencia y ustedes tampoco se dignaron registrar el hecho. De haber publicado una foto en la revista, quizá nos hubiéramos evitado los despilfarros posteriores.
Ahora se presenta otra oportunidad: la persona está hace cinco días en Mónaco. Suponemos que ustedes tienen corresponsal permanente allá porque las andanzas de las princesas monegascas son uno de sus temas preferidos. Hágannos la caridad de tomarle una foto, preferiblemente con el príncipe Rainiero, y -¡por amor a Dios!- publíquenla. Es imposible que ella pase inadvertida: el séquito multitudinario que la acompaña solo es comparable con el que seguía a Felipe II. Acá entre nos: en América no hay realezas, pero en Panamá nos encontramos próximos a una monarquía (la sucesión, sin embargo, aún no es hereditaria, solo dedotaria).
Esta petición puede parecerles extraña, pero es que en Panamá hay muchas necesidades y mientras no resolvamos el tema de la foto los escasos recursos presupuestarios se van a destinar a fiestas y viajes propios de los ricos y famosos, pero al parecer carentes del glamour merecedor de un registro en ¡Hola!. (No sabemos si en Europa se supo: aquí se produjeron, muy cerca de la capital, unas inundaciones terribles. El candidato de la oposición canceló su fiesta de cumpleaños y donó lo recaudado a los damnificados. Estamos seguros de que si ustedes ya hubieran publicado la foto, los cientos de miles de dólares que le ha costado al Estado trasladar al entourage a Mónaco se habrían destinado a lo mismo). Hágannos el favor de no dejar escapar esta oportunidad: ¡nuestro erario enfermo no resiste más!
Comprendemos que ustedes no quieran publicar reportajes de visitas oficiales en julio, puesto que en julio no se dan visitas oficiales en Europa (hasta las princesas de Mónaco -que viven en permanentes vacaciones- están de vacaciones en Italia). No importa. Lo que solicitamos no es el cubrimiento de una visita de Estado, entre otras razones porque Mónaco no es un Estado sino algo menos: un casino. El escritor Jorge Luis Borges definía al príncipe de Mónaco como un señor que es dueño de un garito (sabemos que ustedes allá no gustan mucho de los argentinos, pero Borges es Borges). Nosotros lo único que les pedimos es, como dirían en México, una pinche foto. El erario y 3 millones de panameños les damos las gracias por adelantado. Atentamente,
(Fdo). Frente panameño antimonarquía (en formación)
Telegrama de respuesta de la revista ¡Hola!: Nuestro corresponsal en Mónaco está, como todos en Europa, de vacaciones. Sin embargo, por vuestra conmovedora petición, enviamos de inmediato uno especial. No le fue difícil ubicar a la comitiva panameña: Mónaco tiene un tamaño semejante a un barrio de ciudad de Panamá que llamáis Punta Paitilla, así que, de oído, pudo llegar pronto al epicentro de unas francachelas algo ruidosas para los estándares europeos.
P.S. Olvidasteis el nombre de la persona cuya fotografía remediaría vuestros males. No obstante, y ojalá acertemos, nosotros procederemos a publicar la de una señora a quien los demás llamaban su majestad. ¿Podríais enviarnos su nombre?