PARIS, Francia (EFE). -París tiene playa hasta el próximo 17 de agosto en más de tres kilómetros de orillas del Sena cerradas al tráfico y cubiertas para la ocasión de arena, sombrillas y hamacas, donde acuden miles de personas si el calor lo permite.
Al menos así lo pretende el ayuntamiento de la capital francesa que, por tercer año consecutivo, ha lanzado desde este fin de semana una operación que, sin cortarse un pelo, bautiza "París Playa".
Para justificar lo de playa en una ciudad que está a casi 200 kilómetros de la costa más cercana, además de las palmeras con sus maceteros, las sombrillas o los chiringuitos de refrescos, lo principal son las tres mil toneladas de arena (mil el pasado año) traídas en convoyes nocturnos de camiones.
Arena sacada de una cantera no muy lejos de la ciudad para que los parisinos que no se han ido de vacaciones o los turistas puedan hacerse a la idea de que se están dorando al sol junto a las olas, aunque estas en realidad no tengan nada que ver con la luna ni las corrientes marinas, sino con algún barco de mercancías o de los que hacen la visita de los monumentos. Lo importante, según el responsable de la escenografía, Christophe Choblet, es la imaginación y la voluntad de disfrutar: "se pueden poner toneladas de arena y palmeras, pero si no hay gente que se ponga bañador, no será una playa".
