El conglomerado de actividades exportadoras de servicios de la Región Interoceánica incluye 26 actividades. Su formación y crecimiento se fortalece y acelera desde que las áreas revertidas y el Canal están totalmente en manos panameñas. La expansión del Canal aumentará el ritmo de su crecimiento y contribuirá a convertirlo en los próximos 20 años en una especie de Singapur de las Américas. Su pleno desarrollo necesita libertad, apertura y competencia, por tratarse de una plataforma de servicios internacionales. Pero esa condición tiene que ir acompañada de otra igualmente esencial: una férrea institucionalidad, transparente, ágil, incorruptible, estable, predecible, que así como estimula las actividades legítimas y lícitas sea también un freno efectivo a las actividades ilícitas que también son atraídas a un centro como éste, de amplias libertades y oportunidades.
Solo una sólida institucionalidad permitirá mantener la imagen internacional de Panamá que, entre otras cosas, traerá una mayor actividad económica al país y contribuirá a compartirla mejor entre los panameños.
Como sabemos, el conglomerado incluye el Canal, por donde transita el 4.2% del comercio mundial; la Zona Libre, la más grande del hemisferio, con más de $13 mil millones de actividad; los puertos de contenedores, el principal centro de trasbordo de América Latina, con más de 3.2 millones de TEUS; el centro bancario, uno de los principales de la región, con $51 mil millones de activos; el registro de marina mercante más grande del mundo con más de 11 mil barcos; el hub aéreo de Copa-Tocumen con tránsitos de más de 1.1 millón de personas al año, tal vez el mayor de Centroamérica; la mayor venta de combustible a barcos en tránsito de América Latina; el más amplio sistema de cables submarinos de fibra óptica para comunicaciones de América Latina; oficinas locales y subregionales de 7 de las compañías navieras más grandes del mundo. Más de 26 bufetes de abogados dedicados a negocios marítimos e internacionales. Alrededor de 200 cruceros de turismo visitan anualmente los puertos. Más de 12 compañías de seguros y reaseguros nacionales e internacionales. A esto se le agrega oficinas regionales de negocios, el ferrocarril transístmico, zonas procesadoras, agencias navieras, servicios de logística y más, hasta 26 actividades. Todo ello ya implica exportaciones superiores a $3 mil millones anuales que seguirán creciendo.
Por otro lado, el lavado de dinero ilícito, el tráfico de drogas, de armas, de productos de contrabando, de personas indocumentadas, para solo citar algunos, son ilícitos que están allí al acecho para extender su red de actividades, si se le permitiera, aprovechando toda aquella actividad de transporte, comercio, finanzas, información y logística.
Consciente de ello Panamá ha venido haciendo esfuerzos notables para evitar y reducir los ilícitos a través de varios gobiernos y con la colaboración de la empresa privada y de la sociedad civil. Ejemplos son el trabajo de la Superintendencia de Bancos, de la Unidad de Análisis Financiero (UAF), las asociaciones de abogados y de la Asociación Bancaria; de la Zona Libre, la aduana nacional, y de la Asociación de Usuarios; de la Autoridad Marítima, los puertos y autoridades de marina mercante, de la Fiscalía de Drogas, de la Policía Nacional, la Autoridad del Canal (ACP), y de la Comisión Interinstitucional de Estrategias Marítimas. Pero si bien el "vaso está medio lleno", también tenemos que admitir que "está medio vacío". Las actividades económicas citadas crecen y se diversifican, cambian en complejidad, desarrollan nuevos mecanismos y hay que estar pendientes avanzando con la modernización y fortaleciendo las instituciones. Por otro lado, los ilícitos son como organismos mutantes que se transforman tan pronto se ha encontrado una manera de frenarlos. Si bien tenemos un mejor control de los ilícitos que otras ciudades y regiones con menos actividades internacionales que Panamá, no podemos sentirnos satisfechos, ya que los tentáculos de corrupción de los ilícitos son muy grandes y ágiles.
La referencia hecha de "instituciones" no es solo de "organismos", es más aún de normas, leyes y "reglas del juego", que deben ser sólidas, transparentes y efectivas.
Un componente esencial es la seguridad. Esta cubre varias dimensiones y ámbitos: la seguridad del Canal, de los puertos, aeropuertos y de la Zona Libre; la seguridad de los sistemas y flujos de mercancías y de bienes; la seguridad de las personas nacionales y extranjeras.
El crecimiento y diversidad de las actividades económicas citadas es tan dinámico que se observa la necesidad de aumentar la capacitación de la gente, ampliar la infraestructura, modernizar la institucionalidad y agilizar los servicios públicos. Consciente de ello, el Gobierno Nacional ha aumentado su capacidad de acción para remover esas limitaciones. Pero se necesita más en el ámbito institucional: desarrollar una estrategia de mediano y largo plazo, basada en estudios bien fundamentados, que incorpore un enfoque integral del tema con la coherencia necesaria entre las partes, y también un consenso nacional sobre la estrategia, para mantener la continuidad de un esfuerzo sostenido. Todos debemos contribuir. Institucionalidad ágil y firme para promover el desarrollo. Institucionalidad firme y transparente para evitar los negocios ilícitos. De ello depende nuestra capacidad de realizar el potencial que tenemos.
