Promesas de las células madre

Eva Aguilar eaguilar@prensa.com Nada produce más fascinación y miedo que adentrarse demasiado en los secretos de la vida. Tener el poder de manipular lo que por milenios la naturaleza se ha encargado de hacer por sí sola, es tan maravilloso como escalofriante.

De allí que en el tema de las células madre, como en el de la clonación, la controversia provenga del alcance que los avances científicos llegarán a tener. ¿Está dentro de las normas de la moral clonar seres humanos? Una secta religiosa anunció hace escasos meses que lo había hecho, aunque lo cierto es que aún no lo ha probado. Y en cuanto a las células embrionarias, ¿se está acabando con la vida de un ser humano si un embrión de apenas una semana es utilizado para extraer células madre?

Censura y consideraciones morales aparte, lo cierto es que las células madre tienen un potencial terapéutico indiscutible y lo que prometen en el campo de la medicina es maravilloso.

Pero, ¿de dónde proviene todo ese potencial del que hablan los científicos?

Cuando el espermatozoide fecunda al óvulo, se produce una célula que recibe el nombre de zigoto y que, por sí sola, es capaz de crear un individuo completo. El zigoto empieza a dividirse y donde solo había una célula, aparecen dos, luego cuatro, más tarde ocho y así sucesivamente. El resultado de esta proliferación celular es una masa hueca de células (blastocisto) que tendrá dos capas: de la externa se formará la placenta, mientras que la interna albergará un amasijo de células que serán las encargadas de formar los órganos y tejidos del feto. Pues bien, esas células pluripotenciales, que aun no tienen una función definida pero que en un momento dado darán paso a riñones, corazón y cerebro, son las células madre.

Ahora bien, todo este proceso —entre que se forma el zigoto y el blastocisto— ocurre en cuestión de unos cuantos días. De allí que las células madre no conserven su condición de “indefinidas” durante mucho tiempo y haya que aprovecharlas en los primeros días después de la fecundación.

Además del método con células embrionarias, existe un segundo modo de obtener células madre, a partir de cualquier otra célula del organismo (ni el óvulo ni el espermatozoide). Esta célula somática es fusionada con un óvulo desnucleado, y este proceso dará inicio a una multiplicación celular y nuevamente a un blastocisto.

Si células madre extraídas de un blastocisto son recogidas e inducidas artificialmente para formar órganos o por lo menos tejidos, los seres humanos ya no tendríamos que recurrir a las donaciones de órganos cada vez que un riñón o un pulmón nos falle, corriendo el riesgo de que el nuevo órgano no sea compatible con nuestro organismo, sino que podríamos lograrlo a partir de nuestras propias células.

Sin embargo, ningún hígado, corazón o riñón humano completo ha salido todavía de una célula madre manipulada por el hombre. Llegar hasta allí tomará todavía unos cuantos años y mucho tiempo dedicado a la experimentación. Pero a lo que sin duda se llegará mucho antes, es a la formación de tejidos con los que reparar órganos dañados.

¿No es acaso maravilloso que tengamos en el organismo la cura de nuestras propias enfermedades?

LAS MÁS LEÍDAS

  • Los combustibles bajarán de precio a partir de este viernes 12 de diciembre. Leer más
  • Gobierno anuncia acuerdo sobre salario mínimo: así quedarán algunas tasas por regiones. Leer más
  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Jubilados y pensionados: así será el pago del bono navideño y permanente. Leer más
  • Embajador de Estados Unidos toma el desayuno chino con la diputada Patsy Lee. Leer más
  • Contraloría inicia auditoría a fondos que transfirió el MEF a gobiernos locales en el gobierno de Mulino. Leer más
  • Estados Unidos incluye a Ramón Carretero Napolitano en la Lista Clinton. Leer más