DEBATE.

‘Propóntelo, propónselo, evitar el sida’

Este es el título de un libro cuyo autor, el doctor Jokin de Irala, explica las razones por las que se deberían promover dos medidas preventivas para evitar la propagación del sida: el retraso del inicio de las relaciones sexuales y la monogamia mutua, que en salud pública se llaman medidas de "evitación del riesgo".

Como una fiel creyente de los programas de educación sobre sexualidad basados en afectividad, abstinencia y valores morales, sin desconocer los problemas de salud pública, y conociendo las pasiones que ha levantado el tema de la educación sexual, me propongo exponer extractos de un estudio realizado por el profesor Jokin de Irala quien es licenciado en medicina y cirugía por la Universidad de Navarra, máster de salud pública en la Universidad de Dundee, Escocia, profesor de epidemiología general, reproducción humana y medicina preventiva en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra en España, entre muchos otros títulos de su muy nutrida hoja de vida.

Jokin de Irala demuestra que varios estudios concluyen que en los últimos años junto al aumento de la utilización de preservativos se asiste el aumento de la transmisión heterosexual del sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), especialmente en la población juvenil, quienes cada vez más adelantan el inicio de las relaciones sexuales, actividad asociada a un aumento de la promiscuidad y embarazos en adolescentes. Desde hace años, se ha demostrado que limitar la educación sexual de adolescentes en la contracepción incrementa el inicio precoz de la actividad sexual. El profesor Irala afirma que la alta incidencia de comportamientos sexuales no saludables, no radica en una escasez de información sobre sexualidad, ya que diferentes estudios indican que las jóvenes que quedan embarazadas habían acudido el año anterior a los servicios sanitarios para recibir información sobre anticonceptivos. Sus estudios arrojan que el 84% de los jóvenes manifiesta que no tuvieron problemas de disponibilidad al ser preguntados por el uso de preservativos. (Recordemos que en Panamá, los condones se venden en las cajas registradoras de los almacenes junto a golosinas, chicles y chocolates, al alcance de niños, jóvenes y adultos).

Sustenta también que los programas de distribución de preservativos en los institutos no han tenido los resultados esperados: un estudio registró que el 47% de los adolescentes que lo usaron no logró evitar el embarazo en el primer año de uso. (Steiner M. Contraceptive Effectiveness: What Should the Counseling Message Be? JAMA 1999; 282, 1405.)

Estudios epidemiológicos prueban cómo las diversas formas de entender y vivir la sexualidad no son inocuas o neutras desde el punto de vista de la salud. Argumenta que es sumamente importante la educación de la afectividad y la sexualidad recibida en la escuela, lugar donde aprendemos la mayoría de nuestros comportamientos y donde la sociedad transmite la cultura, los conocimientos y los valores por los que se rige.

El doctor Irala analizó y evaluó varios libros de texto sobre educación sexual de diferentes casas editoriales; se examinaron distintos aspectos como: rigor científico, integración de los elementos somáticos, emocionales e intelectuales de la persona como ser sexual, promoción de estilos de vida saludables, desarrollo de habilidades sociales y reflexión sobre implicaciones éticas y sociales. Los resultados arrojaron que 100% de los textos analizados tiene deficiencias, tanto de rigor científico, como de promoción de actitudes, valores y habilidades sociales positivas, siendo insuficientes e incluso negativos para una óptima educación de la afectividad y la sexualidad humana. Se identificaron al menos 281 afirmaciones que aportan una visión parcial de la sexualidad humana y pueden favorecer a conductas de riesgo entre los adolescentes, dificultando una correcta maduración hacia la vida adulta.

(Podemos anticipar la respuesta del doctor Irala si estudiase los manuales y guías del docente para impartir educación sexual a niños de 4to, 5to y 6to grado en Panamá).

Continúa diciendo que al transmitir a los adolescentes un alto grado de seguridad en el preservativo se les puede incitar a iniciar precozmente unas relaciones sexuales que consideran seguras, aumentado las conductas de riesgo y sus consecuencias perjudiciales. Los textos no toman en cuenta que este tipo de mensaje puede favorecer el mecanismo de "compensación de riesgo" que consiste en que la falsa idea de total seguridad (invulnerabilidad) hace que uno baje la guardia ante los riesgos de la sexualidad precoz y promiscua. En fin, la educación sexual se debe centrar en "evitar el riesgo" en vez de proponer "reducir el riesgo". Impulsemos junto con el Estado nuestros propios programas de educación a los jóvenes, que le enseñen una sexualidad integral, afectiva y sobre todo en valores, que construyan la formación del individuo, de proponer políticas de salud pública responsables, y que las entidades gubernamentales se enfoquen de una vez por todas en invertir tiempo y dinero en campañas de matrimonios y familias saludables, y así tener que combatir en menor proporción aquellos problemas sociales que nos azotan, como los embarazos en adolescentes, las ITS, la violencia doméstica y las drogas.


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