En su nuevo estilo de política internacional, aunque se muestra amplio y comprensivo con sus enemigos, Barack Obama mantiene el pensamiento de sus antecesores en cuanto a Al Qaeda y otras organizaciones del terrorismo global. El presidente norteamericano y sus asesores parecen tener bien claro que, en materia de seguridad, el grupo liderado por Osama Bin Laden aún existe, promueve y facilita campañas terroristas en países cuyas poblaciones son mayoritariamente musulmanas o bien ejecuta actos de terrorismo en naciones africanas y asiáticas donde los seguidores islamistas constituyen minorías.
El núcleo dirigente de Al Qaeda, y una gran parte de sus miembros radican en las zonas tribales de Pakistán adyacentes a Afganistán. En concreto, aunque no exclusivamente, desde 2002 están al norte y al sur de Waziristán, bajo la protección de talibanes paquistaníes, en asociación con talibanes afganos. Al Qaeda se identifica con unos y otros grupos por sólidos lazos étnicos y en actividades insurgentes a ambos lados de la frontera.
Mientras los talibanes afganos se benefician de la dirección y logística de Al Qaeda, los talibanes paquistaníes permiten que disponga de instalaciones para el adoctrinamiento y capacitación terrorista de individuos reclutados dentro y fuera del mundo islámico.
En esencia, el epicentro del terrorismo internacional se localiza en remotos territorios al oeste y noroeste de Pakistán, desde donde se instigan o planifican atentados en ese país y Afganistán. Dicho espacio geográfico e Irak constituyen los escenarios operativos preferentes del terrorismo relacionado con Al Qaeda. En esos países la mayoría de las víctimas pertenece a poblaciones locales, pero es también donde elementos de Al Qaeda o sus grupos afiliados conciben y organizan atentados hacia el resto del mundo.
En el primer informe que divulga la administración Obama –si bien gran parte de la información fue recabada por el gobierno anterior– también es citado Irán como el “país patrocinador más activo del terrorismo”, seguido de Sudán, Siria y Cuba. Cabe destacar que gracias a la criticada y ahora depuesta política de “guerra contra el terrorismo” de George W. Bush, el año pasado los ataques terroristas declinaron en 20% y las fatalidades en 30%.
La mayor amenaza para EU y el mundo continúa siendo Al Qaeda, que reconstruyó parte de su capacidad operativa anterior al 11/S. Precisamente, Barack Obama advirtió en la rueda de prensa con motivo de sus cien días de gobierno, la posibilidad de que ésta se apodere del armamento nuclear pakistaní: “Tengo confianza en que podemos garantizar que este arsenal está seguro”, agregó. No obstante, refiriéndose a la debilidad del actual gobierno de Islamabad: “Queremos respetar su soberanía, pero también admitimos que tenemos intereses estratégicos que requieren que nos aseguremos de que reine la estabilidad”.
Respecto a Irak, el informe admite que el terrorismo perdió fuerza y, acerca de Afganistán reconoce que los talibanes recibieron más dinero del narcotráfico y de fuentes del Golfo Pérsico, lo que habría elevado su capacidad de lucha. A Irán se le acusa de proporcionar armas e instrucción a Hezbolá y Hamas.
El informe asegura que España fue en 2008 una “importante base logística y de tránsito” para las organizaciones terroristas que operan en Europa occidental. En el caso de Cuba, dice que su régimen “otorgó refugio a miembros de organizaciones terroristas” como ETA. Y también señala al país caribeño por defender públicamente a la guerrilla colombiana. El informe acusa a Venezuela de “simpatía ideológica” con las FARC y de ser “un lugar de paso potencialmente atractivo para los terroristas”.