Entre los casos de Maribel Cuervo, de la crisis por la Ley 17 y del Ordinariato Castrense obispos de la Iglesia católica nacional y de la estructura vaticana han tenido participaciones no muy felices, apegadas a los valores que su fundador y sus apóstoles dejaron hace 20 siglos.
Estos eventos, sobre todo el de los capellanes organizados en un ordinariato comandado por un jefe con rango episcopal, me recuerda mayo y junio de 1987, tiempos en que tuve una breve polémica pública, vía escritos, con el nuncio José Sebastián Laboa (q.e.d.), el cual reaccionó a un artículo mío publicado en La Prensa donde cuestionaba el chantaje que le hacía el dictador Noriega a la jerarquía de nuestra Iglesia con la no renovación de los permisos de residencia para el clero extranjero. Noriega negaba mientras no se le diera la facultad a él y sus secuaces (hoy muchos recliclados en el gobierno PRD) para designar quiénes serían los capellanes de cuarteles y batallones. El nuncio Laboa se fue por las ramas en lo que yo interpreté como una defensa innecesaria a la Iglesia en general, cuando yo no cuestionaba a la Iglesia sino a la jerarquía por dejarse chantajear en silencio, cuando lo que debía ser, siguiendo las enseñanzas del Mesías, era develar la verdad y no dar oportunidad para que se traficaran influencias o se percibiera como tráfico. Le contesté en otro artículo diciéndole que "su verdad no, mi verdad tampoco, vamos juntos a buscarla". Luego de esta publicación me contactaron a través de un profesor mío de filosofía del Colegio Javier que me invitó a que nos reuniéramos para dialogar sobre el diferendo de opiniones, reunión que nunca se dio, porque al día siguiente del contacto, Díaz Herrera comenzó a confesar todas las aberraciones que él conocía de la dictadura, prendiéndose Panamá, pasando a tercero o cuarto plano lo de los capellanes pro Noriega. Espero que hoy lo del ordinariato castrense no sea una pésima reedición de aquellos capellanes, ya que los tiempos han cambiado y los capellanes poca efectividad podrán tener, ya que los policías hoy no están confinados en cuarteles, sino que son funcionarios que todos los días van de su casa al trabajo y del trabajo a su casa, y cualquier apoyo espiritual se los debe dar el párroco de su parroquia para que los atienda en familia. Amén de que esta estructura eclesiástica actuando en una institución del Estado se aparta del laicismo estatal que debemos propiciar, porque entre otras cosas, la católica no es la única confesión religiosa de nuestros policías, lo que sería discriminatorio para las otras religiones, ¿o es que se harán ordinariatos con todas las confesiones religiosas?
Si el ex presidente se excedió en forma o hasta en fondo, el nuncio Ottonello no lo hizo mejor, porque además de faltar a la caridad cuando una máxima cristiana es que una mano no se entere lo que hace de bien la otra y el enrostrar una caridad ejercida no es cristiano, entre otras perlas introduce una falsedad ideológica en su comunicado al fundir al papa Juan Pablo II con Benedicto XVI al decir que Endara escupe la cara del que lo acogió en la nunciatura, cuando en ese tiempo era Juan Pablo II el papa, el cual no ha sido cuestionado por Endara.
En cuanto a lo de Maribel Cuervo, me llama la atención que el presidente de la junta de síndicos, el arzobispo, no haya enfrentado ese problema con transparencia, con justicia, con ejemplos, sobre todo, porque como nos recordó Guillermo Endara, FETV nació de una donación espléndida del Estado, es decir que por todos lados, valores cristianos y fines del Estado no parecen estar muy atendidos con la cancelación de los programas de la señora Cuervo, y el obispo no dice nada.
En la mesa del diálogo, el obispo garante Ulloa desconociendo que toda obra humana es perfectible, dijo que el objetivo del diálogo no es sacar una ley nueva sino reformar la ley suspendida. El problema es la crisis de la seguridad social, no la ley. Esta es un instrumento, que si no sirve por inhumana, incompleta, anti desarrollo, debe desecharse. Esta declaración promueve una posición del gobierno, no acordada en buena lid. ¿Qué garante puede ser el que ingenua o ideológicamente toma posición? Cuando los obispos pierden las perspectivas, es evidencia de que estamos ante una profunda crisis, una crisis integral de la sociedad. Oportunidad para enfrentarla también integralmente, con valor, con honestidad, con sensatez, con buena voluntad. Todo parece indicar que todavía no está madura esta sociedad y la degradación seguirá avanzando.
