Muchos piensan que el déficit de personas bilingües estableció sus raíces hace décadas, como una combinación de racismo y nacionalismo. Para Andrés Rodríguez, Bruce A. Codrington y Melva de Goodin, no fue el color de su piel, sino su lengua materna que los definió como afro-panameños.
El profesor Andrés Rodríguez es el secretario general de la Asociación de Profesores de Panamá.
Rodríguez señala que como una persona negra y por ser colonense, muchos asumen que él debe hablar inglés. Sin embargo, recalca que una de las diferencias más marcadas entre los afro-panameños está basada en el idioma. Aquellos que eran afro-antillanos hablaban inglés, mientras que los descendientes de los negros coloniales dominaban el español.
En Colón, el que no hablaba inglés estaba perdido hace 35 años, agrega Rodríguez. Y es que el elemento antillano era dominante en Colón y el 90% de los colonenses hablaba inglés.
Bruce A. Codrington, presidente de la Asociación Rescate de la Juventud Afro-panameña, cuenta que en su caso el idioma inglés le abrió las puertas a su futura carrera como aprendiz de draga.
Codrington, quien fue el primer panameño graduado de la escuela de aprendices del Canal, cuenta que él tuvo que pagar para aprender el español, pues no lo hablaba. En el año 1968 y pese a la burla de sus compañeros, quienes se mofaban por su acento inglés al hablar castellano, Codrington logró transferir sus créditos de la escuela de aprendices del Canal a la facultad de Ingeniería en la Universidad Tecnológica de Panamá.
El ambiente se convirtió mucho más agradable luego de las reformas que hizo Torrijos para entrar a la Universidad, comenta Codrington. En 1976, la mayoría de los negros hablaba inglés, pero la firma de los tratados dictaba que aquellos con 15 años o más trabajando para el Canal, se les daría residencia en Estados Unidos, agregó.
Hoy la mayoría de este grupo de afro-antillanos panameños vive en Nueva York, Florida y Houston, y de esta forma, la firma de los tratados Torrijos-Carter rompió étnicamente la zona del Canal.
Para algunos, estas diferencias del idioma fueron más traumáticas que para otros. Muchos afro-antillanos hasta dejaron de hablar su lengua materna, el inglés. Así cuenta la profesora Melva de Goodin, directora de la Escuela de Inglés en la Universidad de Panamá. Ella señala que el idioma se ha utilizado para propósitos nacionalistas desde los inicios de la República, pues la Constitución panameña hace énfasis en preservar la herencia en español.
A mi familia y a mí nos hicieron sentir como antinacionalistas porque, o hablábamos el español bien o no hablábamos nada, explica Goodin. Entonces, en muchos casos, para que nuestros hijos no fueran humillados, no se lo enseñamos y hoy día, no hablan inglés. En el caso de mis hijos, su abuela solamente habla inglés, pero ellos se rehúsan a hablarlo, porque consideran que si están en Panamá, deben de hablar español. Así que su abuela habla en inglés, y los nietos contestan en español, agregó.







