A través de sus ojos de color azul irradia un brillo único, su cabello rubio y sedoso es perfecto para realizarle peinados a una princesa. Guadalupe, de seis años de edad, tenía días pidiéndole a su mamá cortar su cabello para regalarle a otra princesa sus poderes mágicos. Su alta sensibilidad hizo que por voluntad propia decidiera regalarle 15 pulgadas de cabello para hacer feliz a una niña con cáncer y poder jugar juntas, así lo expresó ella.
Esta noticia enseguida empañó mis ojos con lágrimas, no comprendía cómo una niña con tan solo seis años decidiera donar su cabello sin tener conocimiento exacto de lo que es padecer esta terrible enfermedad. Hace algunos días, su mamá me comentó que a ella le impresionó ver a una niña sin cabello y, a raíz de ello, con valentía cede sus poderes y entrega la corona a otra niña.
Un 20% de la población se reconoce a sí misma como una persona altamente sensible (PAS), siendo un don tener la capacidad de captar y procesar los datos sensoriales de una manera mucho más profunda que el resto de la humanidad. Si existieran más adultos sensibles hubiese menos ejemplos de personas inconscientes al prójimo en cualquier ambiente social, físico o psicológico. Guadalupe nos enseña a no perder el don que todos poseemos al nacer, es un ejemplo de que los niños comprenden a veces más que los adultos.
Te has preguntado si en realidad: 1. ¿Eres sensible ante las circunstancias que presenta la sociedad para la mejora de un crecimiento humanitario? o 2. ¿Estás comprometido con la comunidad o con miembros de una sociedad ya sea como individuos o miembros de algún grupo?
Aunque no pareciera, desde un enfoque personal, considero que existe una brecha diferencial entre estos dos términos. La capacidad para escoger la conducta que mejor se adapta a las características de una situación y a las personas que participan se denomina sensibilidad social. Depende de dos puntos esenciales: el análisis de uno mismo y el nivel de comprensión hacia los otros.
Ser conscientes de nuestro estado de ánimo y tener una visión cuidadosa de nuestras capacidades a nivel social nos permite autoevaluarnos. Por ejemplo: Si escogiste la opción 1, eres una persona con sensibilidad ante tu comunidad; si escogiste la opción 2, eres una persona con intereses afines de ser responsable en la sociedad.
A veces nos podemos sentir desbordados por nuestras emociones y nos comportamos de una manera antisocial con la gente que nos rodea, sin embargo, no permitamos que nuestras capacidades sensoriales sean olvidadas por el estado anímico que nos caracteriza en ese momento.
Para la autoevaluación debemos prestar atención de nuestro estado espiritual para conocer las intenciones y necesidades de las personas. Por ejemplo, si prestamos más atención al tono de voz, la gesticulación o la expresión facial, podemos percibir si la persona que tenemos al frente está feliz, molesta o triste y así tendremos la capacidad de contribuir más con nuestra sociedad de una manera más efectiva.
Enfoque Joven Panamá los invita a que seamos personas más sensibles para el aporte humanitario a nuestras comunidades. ¡Compartamos nuestros poderes con quien necesite de ellos!
