Los días 5 y 6 de mayo pasado, asistí a una conferencia interamericana de abogados en Miami, Florida, Estados Unidos de América. Escuché a dos conferencistas (uno, un alto ejecutivo del gigantesco estadounidense JP Morgan; el otro, nada más y nada menos que el presidente del BID) hablar de la situación actual de América Latina.
Quiero resaltar un punto que me preocupó mucho. Ambos expositores, presumiblemente sin saber lo que el otro iba a decir (ya que uno habló un día y otro habló el otro), dijeron que en América Latina hay varios países que están confrontando el problema de que no cuentan con suficiente recurso humano para el crecimiento económico que están teniendo. Seguro que, por cautela, ninguno de los dos expositores estimó prudente indicar cuáles eran los países que confrontan esta situación, pero pienso que esto tiene incidencia directa en Panamá que, seguro, es uno de los países a los que aludían estos señores.
Voy a asumir, para efectos de este artículo, que la mayoría de los lectores han escuchado que en algunas partes de Panamá y en muchos sectores, no hay suficiente mano de obra capacitada (o en vías razonables de estar capacitada), para poder afrontar las demandas del crecimiento económico que experimentamos y el que se vislumbra.
Por razones muy propias nuestras, los panameños no hemos afrontado plenamente esta realidad, encontrando varias medidas puntuales para lidiar con esta situación (ejemplo, solicitar que el Ministerio de Trabajo incremente el porcentaje de extranjeros para actividades puntuales; un leve incremento en el número de extranjeros autorizados para la actividad aeronáutica, como consecuencia final de la Ley Chorizo, etcétera). Me atrevo a teorizar que los panameños apostamos a que tenemos tiempo todavía para lograr los consensos necesarios y traer extranjeros para las actividades en las que necesitamos el recurso humano inexistente en Panamá, con la calidad, cantidad o la experiencia necesaria.
Lo que quiero llamar a la atención pública es que, en la medida en que otros países de la región también, tengan escasez de recurso humano propio, empezarán a competir con Panamá por atraer este recurso humano. Y entre mejor le vaya a América Latina, como un todo, menos recurso humano capaz, de calidad y experiencia necesaria ocioso o disponible habrá para traer a Panamá.
Resumiendo, como creo que la opinión pública panameña desconoce que otros países de la región también tienen escasez de mano de obra, hago el presente aporte para que se tome en cuenta esto la hora de tomar las decisiones del caso como país.
