Es probable que nuestro escrito sea otro más que quede en la lista del olvido, pero deseamos expresar una preocupación que puede afectar a las próximas generaciones por el hecho que percibo que nuestra democracia mantiene el mismo patrón de comportamiento tradicional y guardamos esperanzas que puedan rescatarse principios básicos y llegar a una meta común todos los panameños y quienes compartimos este pedazo de tierra llamado Panamá.
La misión de los abogados es velar por la justicia, la de los médicos salvar y proteger las vidas humanas, la de nuestros políticos, desconocemos. ¿Será velar por el futuro de su país o por los intereses de un grupo de particulares que aporta en las campañas? Lanzamos esta pregunta porque frecuentemente, nuestros políticos son hábiles para beneficiarse con su privilegios, como aumentarse sus dietas por cada reunión, donar fondos del Estado a una teletón y tratar de "limpiar una imagen" que se empeora cada vez más.
Si observamos las tareas de los políticos, entre otras, se encuentran:
-Mantener la burocracia
-Aumentarnos la deuda
-Extenderse los privilegios
-Subir los casos de corrupción
-Dar prioridad a sus intereses personales
La DEMOCRACIA, etimológicamente se traduce como el Gobierno del pueblo, pero lamentablemente en la historia de Panamá, sabemos que ese concepto no tiene validez, sobre todo, si la transparencia no se aplica en las donaciones de las campañas, considerándose, uno de los puntos que origina los actos de corrupción y ningún funcionario ha querido enfrentarlo con los pantalones largos. En países como, Perú, Guatemala, Nicaragua, Argentina, entre otros, se ha juzgado y condenado a ex presidentes por sus procedimientos, pero en Panamá ni a un legislador se le puede castigar por motivos que lo ameritan, mucho menos, habrá una "justicia" que se atreva a llevar un caso similar, de ser necesario, a pesar de existir dudas razonables en unos casos para abrirse un expediente. Es por eso, que nunca se ha visto un mono gordo preso en La Joyita, ni lo habrá, con los antecedentes existentes y con una toga pretenden cambiarnos esa imagen.
Con la reciente discusión de los delitos y penas, en sesiones extraordinarias, algo que debería ser discutido en sesiones regulares, pareciera que se nos quieren meter goles al pueblo y previo a los carnavales, para "salvar" o cubrir alguien que desconocemos, pero que está lejos de los intereses del país, ya que no pueden pasear más de lo acostumbrados, los delincuentes de cuello y corbata, como se pretende introducir en esas leyes apuradas y tapar a los malhechores, y no se divulguen los actos de corrupción, que va en contra de la transparencia gubernamental y consideramos incluso, inconstitucional.
Nos parece hipocresía o descaro hablar de "cero corrupción" y facilitarles a los "corruptos" sus tareas en este país. El ejemplo que nos brinda la clase política está muy lejos de llevar a un país a una mejor vida y más, si se aumentan ellos mismos y nombra a sus familiares, argumentando que no es "ilegal". Qué se podrá esperar de las próximas generaciones, si siempre pensamos que no mejoramos y no hacemos nada por cambiarlo. La ideología política que se supone, es la base de los partidos organizados, es algo que no se observa en los partidos o mejor dicho, sus bases ideológicas, es pertenecer al partido donde mejor le puede ir y se encuentre mejor posicionado. Es por eso que se rotan de partidos políticos
El dicho que reza "no solo debe serlo, sino también parecerlo", no rima para nada con la política criolla. Si seguimos con esas clases de trastadas, dónde terminará nuestro país. Esperamos no saberlo. Ya adoptamos la idea, de que si hubieran olimpiadas para los políticos, Panamá se llevaría todas las medallas de oro, por ese manejo espectacular en los medios, pero si lo medimos con los hechos, seremos los últimos en llegar a la meta. No se les debe olvidar, que somos el 2º país con la peor distribución de riqueza, seguido de Brasil, pero con la forma tradicional parece que llegaremos a ser los primeros muy pronto y si esto se mantiene igual, no tardaremos en llegar.
La equidad en la justicia, en la economía y los derechos humanos, deberían ser prioridades de los próximos gobiernos. Eliminarse privilegios altos funcionarios y disminuirse los salarios los magistrados, podrán ser algunas señales positivas, tal como lo hizo el actual Presidente de México al tomar posesión en Diciembre de 2006.
