Tener un hijo es uno de los acontecimientos más maravillosos que le puede ocurrir a una mujer, pero el estrés emocional que causa, puede ser agotador. ¿Se imaginan entonces que en vez de tener uno o dos hijos sean tres o cuatro a la vez?
Con el auge de la reproducción asistida la frecuencia de embarazos gemelares ha aumentado considerablemente y Panamá no está ajena a este hecho. Aproximadamente un 15% de las parejas tiene problemas de fertilidad y más personas recurren a técnicas especializadas de reproducción.
Como pediatra tengo muy en cuenta que el riesgo de muerte fetal al inicio de un embarazo múltiple y la muerte intraparto de los bebés de estos embarazos aumentan notablemente, eso sin citar las complicaciones que pueden presentar los recién nacidos a corto, a mediano y a largo plazo.
Como esposa de un infertólogo conozco los pesares y esfuerzos de las parejas con problemas de infertilidad que anhelan tener un hijo. La mayoría desea un embarazo único y sano, algunos desean tener gemelos, pero es casi nulo el deseo de tener tres o cuatro hijos a la vez. Algunas pasan por muchas frustraciones antes de decidirse a pedir ayuda, otras al ir por ella invierten esfuerzo, tiempo y dinero en el intento. Creen que es correcto que después de tanto desasosiego tengan que enfrentar el tener más de dos hijos al mismo tiempo. El cariño y el amor hacia estos bebés va a ser igual, de eso no hay duda, pero la intranquilidad y el elucubrar que algo termine mal puede resultar frustrante y deprimente.
Como madre, solo pensar en tener tres o más hijos a la vez resulta difícil, si bien es ventajoso para la continuación de la especie, tener una prole numerosa también tiene costos físicos y económicos muy altos. Estoy totalmente de acuerdo con que las parejas que no pueden tener hijos de forma natural busquen ayuda, es lógico y humano; pero es necesario valorar a qué costo deseamos un hijo y cómo lo queremos, por eso es imprescindible evaluar el principio que rige a la persona que nos brindará la ayuda, ya que justificar un embarazo múltiple obtenido mediante técnicas de reproducción asistida sin un adecuado entendimiento por parte de las parejas del riesgo, tanto materno como de los bebés, es reprochable. Para esto se requiere de personas muy capacitadas, con normas de ética y moral básicas y fuertes. No me parece justo que si la pareja tiene que recurrir a estas técnicas y que luego, si el resultado es un embarazo de cuatro, cinco o seis bebés, entonces sea ésta la culpable de la mala práctica médica, sobre todo si se pudo limitar el número de embriones, recomendación estricta en países de primer mundo.
Entonces, ¿hay que vivir con la preocupación y el cargo de conciencia de tener bebés que tendrán problemas en un futuro? O si al final resulta todo bien y tanto la madre como los hijos están perfectos, ¿todo fue un éxito? Yo reflexionaría eso, son cosas que no deberían pasar, ya que con técnicas adecuadas, conocimientos modernos y sobre todo con una buena comunicación con las parejas, estos riesgos disminuirían, todo sería distinto y la historia sería otra.
Admiro a todos esos padres que han tenido tres o cuatro hijos por técnicas de fertilización y lo han sabido sobrellevar, al final el amor por los hijos es incondicional e inmutable y lo más seguro es que ninguna pareja se haya arrepentido, pero con la mejoría y la buena utilización de las técnicas usadas actualmente, con las indicaciones puntuales para cada caso, tendríamos menos bebés prematuros y con menos secuelas, incluso no se hablaría tan mal de ciertas técnicas utilizadas en la fertilización.
